Ser devotos de la Divina Misericordia, es abandonarnos al amor de Jesús

Esta devoción está muy arraigada en la Arquidiócesis de Tegucigalpa, en varias comunidades se forjan las prácticas propias y se forma con catequesis al fiel católico

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El Apostolado de la Divina Misericordia de la Parroquia San Martín de Porres, es uno de los espacios más fuertes de devoción en la Arquidiócesis de Tegucigalpa, contando con gran cantidad de miembros y ya con un recorrido largo en inculcar estas prácticas piadosas. En este apostolado, podemos encontrar a Mirna Lizeth Turcios de Banegas, actual Coordinadora del Apostolado y quien, con más de seis años de vivir esta experiencia, nos compartirá detalles de lo que significa, asumir un modo de vida junto a Jesús Misericordioso.

AUXILIO

El involucramiento de Mirna, ha sido total y la devoción se ha trasladado al seno del hogar, afirmando que “Me ha ayudado en mi vida en primer lugar a tener una confianza total y permanente hacia Dios, sabiendo que ese Señor que viene saliendo del sepulcro en medio de la oscuridad, está dando un paso hacia mí con su mano levantada diciéndome que siempre está conmigo, que cuida de mi familia, de mi hogar, de mi matrimonio”. Esta convicción de Turcios, es denotada cuando realiza los gestos de fe, gestos sencillos pero que llenan el alma, aseverando “cuando veo la imagen de la Divina Misericordia, cada día acrecienta más mi fe”.

Como Mirna Turcios, son muchos los devotos que sienten alivio, esperanza y consuelo ante las tribulaciones de la vida, dejando en cada Coronilla los deseos y anhelos propios y comunitarios, transformando esta devoción en una forma arraigada de vivir una espiritualidad que contempla la Pasión del Señor pero también resaltando su gloriosa Resurrección como punto central para propagarla.

LATENTE

La presencia de Jesús y mucho más en este tiempo de Pascua, invita a confiar en su compañía, a llevarlo a cada lugar donde nos dirijamos, que demos lugar privilegiado en el hogar o en la comunidad y que abramos el corazón para contemplar su amor filial. “Tengo seis años de haberme consagrado al Señor de la Divina Misericordia donde he pasado también por momentos muy difíciles, pero durante estas pruebas, he aprendido a abandonarme en Él, algo que no es fácil”, afirma Turcios, quien con convicción expone que es una decisión que ha marcado su vida para bien al sentirse acompañada, con motivación que surge del corazón y con un lugar seguro donde depositar sus miedos y aflicciones.

Mirna Turcios, es ahora, fiel propagadora de esta devoción y de manera incansable trabaja porque más personas se acerquen al apostolado, ella expresa que “cuando conocemos y llevamos esta devoción sabemos que allí esta ese padre Misericordioso esperando el hijo pródigo para abrazarlo, porque él es solo amor y misericordia a pesar de nuestra miseria él nos ama”. En el proceso de aprendizaje de la devoción a la Divina Misericordia, Mirna ha asumido lo que la mayor promotora de esta devoción dejó como legado y comparte que ‘’como dice en el diario de Santa Faustina: el Señor no quiere que ningún alma se pierda por eso somos llamados a llevar esta devoción al mundo entero. “¡Jesús en ti confío!”, concluye diciendo esta ferviente devota.

FIELES A LA DIVINA MISERICORDIA

El apostolado de la Divina Misericordia ingresa como devoción a la Parroquia San Martin de Porres en el año 1992, desarrollándose como una experiencia de fe hasta 2006 iniciando su maduración; es hasta el año 2012 que se crea la primera Escuela de la Divina Misericordia y por consiguiente, la primera comunidad del hoy apostolado.

INICIAR LA DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA

Mirna Turcios propone que quienes desean agregarse a este apostolado o de manera personal iniciar la devoción, sugiere rezar con fe y arraigo la Coronilla de la Divina Misericordia cada día, y habiendo realizado este acto, el Señor hace el resto, asegurando que terminamos enamorados de esta hermosa devoción. Además, se propone conocer mucho más de todo lo que encierra esta manifestación de fe tan propagada a nivel mundial y en Honduras con gran fuerza.

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