La Consagración a Santísima Virgen María es una devoción tradicional católica que consiste en entregarse por completo en cuerpo y alma para pertenecer a Jesucristo por medio de su madre. Dicha práctica es la manera más perfecta para pertenecer por completo a ellos.
El promotor de la consagración fue San Luis María Grignion de Monfort, quien estableció un periodo de 33 días para la purificación del alma, de los cuales los primeros 12 son destinados para vaciarse de lo que aleja de la persona de Cristo. Seguido, tres semanas de oración con las que se busca profundizar en la primera semana la relación con el alma misma, en la segunda semana con María y en la última con Jesús.
Al finalizar los 33 días de preparación, se debe buscar el sacramento de la Confesión, tomar la Comunión y llevar a cabo la consagración que se pide sea durante una celebración de una advocación mariana. Cualquier persona que desee consagrar por completo su vida a la Madre de Dios puede realizarlo a través de Consacratio Mundi en Honduras, quienes se dedican a que los miembros profundicen en el tratado de la verdadera devoción a la Virgen María.