Con motivo de la Jornada Mundial de Oración por la lucha contra la trata de personas, es importante conocer la figura de San Josefina Bakhita, una mujer que alcanzó la santidad, luego de haber padecido tantos vejámenes. Conozca más sobre su vida a continuación.
BIOGRAFÍA
Nació en 1869 en Dafur, Sudán. Fue nacionalizada italiana y es la patrona de Sudán. Gozaba de una vida tranquila, hasta que fue secuestrada por los comerciantes árabes de esclavos, que ya habían secuestrado a su hermana mayor dos años atrás. Fue cruelmente obligada a caminar descalza unos 960 kilómetros. Se dice que el trauma de su secuestro le hizo olvidar su propio nombre; por esta razón tomó el que le dieron sus esclavistas: Bakhita, que en árabe significa afortunada. Luego de ser vendida varias veces a amos que la humillaban muchísimo, el diplomático italiano Callisto Legnani la compró con el propósito de devolverle su libertad. Luego fue acogida (junto con una de las hijas de la familia Michielo) por la Congregación de Hijas de La Caridad de Santa Magdalena de Canossa de Venecia, donde recibió los primeros sacramentos del catecumenado el 9 de enero de 1890. Fue bautizada con el nombre de Josefina Margarita Afortunada. El 8 de diciembre de 1896, ingresó como religiosa tomando el nombre de sor Josefina. En el convento se destacó por su piedad, su amor a la Eucaristía y también por su servicio a los más pobres y desamparados, por lo que fue llamada Madre Moretta (madre morena, en italiano). Murió en el convento canossiano de Schio, en 1947. Sus restos fueron sepultados bajo el altar de la iglesia. En otro dato del Martirologio Romano, publico en 1586, se introduce varios santos más: Baltasar, el rey mago; Felipe (eunuco etíope) bautizado por el apóstol Felipe. Elesban, príncipe africano del siglo VI, protector de cristianos y san Benito de Palermo, franciscano del siglo XVI.