El Apóstol San Judas Tadeo es conocido como “El santo milagroso” y el “santo patrón de las causas imposibles o casos desesperados”, esto, cuando todas las demás vías se han visto cerradas, siendo invocado para solicitar su intercesión a menudo en el último momento.
Judas es una palabra hebrea que significa: “alabanzas sean dadas a Dios” y Tadeo quiere decir: “valiente para proclamar su fe”, perteneciendo a los distinguidos príncipes de la Iglesia, aquellos que acompañaron al Rey de la tierra, siendo parte del colegio
de los doce apósteles y que hoy son una catedra para la humanidad. “San Judas Tadeo, representa muy de cerca a ese grupo de elegidos, porque también supo predicar el Evangelio, conociendo a Jesús, a dar la vida por Él y hoy es un ser muy conocido y amado, ya que muchas familias se inclinan a su devoción”, señala el padre Tony Salinas, párroco de la comunidad San Juan Bautista en Ojojona al sur de Francisco Morazán.
En medio de los escenarios tan irregulares que se viven en la región hondureña, ante los panoramas nada claros en el ámbito político, social, cultura y de constantes amenazas por el crimen organizado, la inseguridad, violencia, el desempleo y los índices de pobreza, los fieles confían a este santo sus problemas, solicitando su intercesión. “Cuando celebramos la fiesta de San Judas, nos invita a evangelizar y no tergiversar la Palabra de Dios, a favor nuestro o a favor de un criterio egoísta y palabras vacías, argumentando que el Evangelio debe de tener un contenido que resalte la verdad y no posturas personales”, apunta el padre Juan Antonio Hernández, formador del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa.
La imagen de este Santo Apóstol y discípulo, es representada tradicionalmente llevando una medalla con la cara de Jesús en la mano, esto para recordar una de sus intercesiones durante su trabajo apostólico difundiendo la Palabra de Dios.
TESTIMONIO
“Cuando le diagnosticaron el cáncer de tiroides a mi madre, yo me acordé del santo de las causas difíciles y desesperadas, comencé a rezarle sin conocerle y aun viendo que el pronóstico de mi mamá era negro, nunca perdimos las esperanzas. Y logrando vencer esta
prueba, nació una devoción familiar y en nuestras amistades”, relata Waleska Montoya, quien es una fiel a este hombre de Dios.