San José, el padre terrenal de Jesús, supo lo que era dejar su hogar y partir a tierras desconocidas para proteger a su familia. La Sagrada Familia huyó a Egipto para escapar del rey Herodes, confiando plenamente en la voluntad de Dios. Hoy, miles de padres hondureños enfrentan una realidad similar: la migración en busca de un futuro mejor para sus hijos. La incertidumbre, el sacrificio y la esperanza son parte del camino de aquellos que, con el corazón dividido, buscan ofrecer una vida digna a sus seres queridos
Problemática
La migración forzada, causada por la falta de oportunidades, la violencia y la pobreza, afecta a miles de familias hondureñas. Sin embargo, la Iglesia llama a confiar en Dios y a buscar soluciones que fortalezcan la familia en lugar de dividirla. “San José nos enseña que la fe nos sostiene en los momentos difíciles. Como comunidad, debemos apoyar a las familias que se quedan y trabajar por un país con mejores oportunidades”, comenta José Ángel Flores, miembro de la Pastoral Familiar. A pesar de los desafíos, hay testimonios de padres que, aún en la distancia, buscan mantener el vínculo con sus hijos. “Desde que migré a España, llamo a mis hijos todos los días y les hablo de Dios. No quiero que sientan que los abandoné”, dice Jorge Velásquez, quien ha trabajado en Madrid durante cinco años.
TOMAR RIESGOS PARA MEJORAR
Así como San José guio a su familia con fe y amor, los padres hondureños deben encomendar su camino a Dios, buscando siempre el bienestar de sus hijos sin perder el vínculo sagrado de la familia. Que su ejemplo inspire a construir un futuro donde la unidad y la esperanza superen la necesidad de partir. Benjamín Barahona, es padre de dos jóvenes y con su esposa Alejandra Fernández, tuvieron que salir del país por falta de empleo. “Pensar en venirme a Estados Unidos ha sido una decisión difícil. Pido a Dios que nos guíe como guio a San José”, nos detalló este padre.
