La ternura de San José es un modelo de amor para los padres de hoy

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San José no solo fue el protector de Jesús y María, sino que también representó la ternura de un padre amoroso. En una sociedad donde la figura paterna muchas veces se asocia solo con autoridad y disciplina, su ejemplo nos recuerda que la paternidad también debe vivirse con amor, cercanía y comprensión. La ternura no es sinónimo de debilidad, sino de fortaleza y entrega, una realidad que muchas familias hondureñas buscan redescubrir.

En Honduras, donde muchas familias enfrentan la ausencia de un padre, el testimonio de quienes asumen su rol con entrega es inspirador. Juan Rivera, un padre de familia y feligrés en Comayagua, comparte que “Antes pensaba que ser padre era solo proveer. Con el tiempo, entendí que mis hijos también necesitan cariño, tiempo y palabras de aliento. Un padre también debe saber abrazar y escuchar”.

Lugar

Las madres también destacan la importancia de una paternidad cercana. Carmen Mejía, madre de dos adolescentes, menciona, “Los niños que crecen con un padre presente, que los escucha y apoya, tienen más confianza en sí mismos y en su fe. La ausencia no solo es física, también hay padres que, aunque estén en casa, están emocionalmente distantes”. La Iglesia nos recuerda que San José, con su amor silencioso y firme, es un modelo para los padres de hoy. “Un abrazo, una palabra de apoyo y la guía en la fe son regalos invaluables que un padre puede dar a sus hijos”, afirma Antonio Suazo, miembro de la Pastoral Familiar.

Ejemplo

Además, la psicóloga Sofía Guzmán destaca que la figura del padre influye en la autoestima y seguridad de los hijos. “Los niños que crecen en un ambiente de amor y ternura suelen desarrollar mejores relaciones interpersonales y una visión positiva de la vida”.

La ternura de San José nos invita a construir familias donde el amor y la presencia paterna sean pilares fundamentales. Que su ejemplo inspire a los padres hondureños a ser reflejo del amor de Dios en sus hogares, recordando que una palabra de afecto, un gesto de comprensión y una guía espiritual pueden marcar la diferencia en la vida de sus hijos.

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