“La profundidad del corazón crece con el silencio, silencio que no es mutismo, sino que deja espacio a la sabiduría, a la reflexión y al Espíritu Santo”, dice el Papa Francisco, al referirse al silencio de San José, un modelo en la actualidad, para quienes comparten la hermosa vocación de ser padres de familia. El varón justo, como es llamado San José, sirve en la actualidad de guía, en medio del bullicio que genera la sociedad, para ayunar de las palabras vanas y así, “redescubrir el valor de las palabras que edifican, animan, consuelan, sostienen”, insiste el Papa.
SILENCIO
De San José no se tienen palabras en las Sagradas Escrituras, pero su ejemplo de padre forjó a Jesús para poderse entregar con valentía para la humanidad. Carlos Fernando López, seminarista en año pastoral de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, indica que, el silencio de San José refleja la experiencia de un hombre que confía plenamente en Dios. “A pesar de no tener los recursos y las situaciones más favorables, confió plenamente en todo lo que Dios le dijo a través del ángel”, dijo.
Anarda Figueroa, quien sirve en la Iglesia como Delegada de la Palabra de Dios, profundiza en este silencio al mencionar que, “Es en el silencio que, se da cuenta de la bella pero delicada tarea que recibía al ser Padre Putativo de Jesús es un silencio santo”.
EJEMPLO
El padre adoptivo de Jesús, custodio a la Sagrada Familia, es un claro ejemplo de las actitudes que un padre de familia debe tener. El Presbítero Gerardo Vallecillo, Párroco de la comunidad Madre Dolorosa, en tres características, desarrolla algunas comparaciones que iluminan el patronazgo de San José. “El silencio de San José es una oportunidad de escuchar al Señor, San José no dice una palabra, pero se caracteriza por ser un gran oyente de la Palabra del Señor, a través de los ángeles”, destaca el Presbítero como primer elemento. Además, Vallecillo añade que, el silencio de San José se manifiesta en su prudencia, “él no gasta sus palabras y su tiempo, comprometiendo a la Virgen o repudiándola, sino que se marcha en silencio, esperando la voluntad de Dios”.
Otra característica de este santo varón es que, su silencio es actuante, “no es únicamente un silencio de aquel que se queda callado, pero no actúa. San José no manifiesta palabras, pero sus acciones hablan”. Ejemplo de ello, es cuando toma al niño Jesús, cuida a la Sagrada Familia cuando va a Egipto, regresa nuevamente a Judea cuando es avisado en sueños, de manera que no dirá muchas palabras, pero sus acciones hablan más que sus palabras, “Estos es lo que quisiéramos tanto en la sociedad actual, porque estamos llenos de palabras, pero lastimosamente tenemos pocas acciones”, destacó el padre Gerardo.
La Carta Apostólica Patris Corde, del Papa Francisco nos recuerda que, San José hizo de su vida: “un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa”.
1 Libertad
A ejemplo de San José, se nos llama a vivir en la libertad. Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir.
2 Castidad
Este don que comparte San José nos invita a ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz.
3 Felicidad
La alegría de José no está en la lógica del autosacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza. El mundo necesita padres.
SAN JOSÉ TAMBIÉN ES PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL
El 8 de diciembre de 1870, el papa beato Pío IX proclamó a San José como Patrono de la Iglesia Católica mediante el decreto Quemadmodum Deus. El papa Francisco, el 8 de diciembre de 2020, recordó los 150 años de esta proclamación con la Carta apostólica Patris corde.