Este día se conmemora la fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, Catedral del Papa. Sí, la Catedral es esta Basílica y no la de San Pedro en el Vaticano. Este honor corresponde a la Archibasílica del Salvador y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista, mejor conocida por todos como San Juan de Letrán, una de las cuatro basílicas mayores, junto a la de San Pedro, San Pablo Extramuros y Santa María La Mayor.
Fue consagrada por el Papa San Silvestre en el año 324. Su nombre, “de Letrán” (en italiano, “San Giovanni Laterano”), procede de los antiguos propietarios del lugar, los “Laterani”, que enfrentaron penurias económicas durante el mandato de Nerón. Finalmente, sus bienes fueron confiscados por la autoridad imperial, terminando eventualmente en manos de la esposa del Emperador Constantino, quien los habría donado posteriormente a la Iglesia, tras la victoria en la Batalla de Ponte Milvio.
En la fachada podemos leer el título «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput»: madre y cabeza de toda las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra.Forma parte de un gran complejo monumental que incluye el gran obelisco, el Palacio de Letrán y el Santuario de la Escalera Santa. Todo el complejo es propiedad de la Santa Sede y goza del estatus de extraterritorialidad dentro del Estado italiano. En 1980 fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Está dividida en 5 naves de 130 m de largo. El interior está decorado en estilo barroco fruto de una radical transformación de Francesco Borromini en el siglo XVII. De la decoración anterior se conservan el cimborrio gótico, el suelo de estilo cosmatesco y el cielorraso de casetones de la nave central, diseñado por Pirro Ligorio y ornamentado por Daniele da Volterra. Los magníficos mosaicos del enorme ábside, aunque reconstruidos, se remontan a la época medieval. En ellos el simbolismo del agua hace referencia al sacramento del Bautismo.
En la nave principal destacan las monumentales estatuas de los doce apóstoles enmarcadas por grandes nichos de mármol verde, encajados en los pilares. Los nichos son obra de Borromini, las estatuas datan de principios del s. XVIII.
Sobre los nichos de los Apóstoles se encuentran representadas algunas escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Más en alto, entre las ventanas, dentro de marcos ovalados de estuco en forma de guirnaldas, están representados varios profetas.