Reflexión | La Mejor Política

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

En estos días de convalecencia del Santo Padre, por su situación tan delicada de salud, he dedicado una buena parte de mi tiempo, lo cual admito me ha servido sobre todo para ir preparando mejor este tiempo cuaresmal, a repasar algunos de sus mejores escritos. Porque evidentemente, si me pongo a recorrer lo que en estos casi 12 años ha dicho, ha predicado y enseñado, me quedaría muy corto. A razón de la crisis mundial que estamos pasando, producto de la inmensa cantidad de intereses egoístas que están determinando las relaciones internacionales y sobre todo por la situación que estamos viviendo en nuestro terruño por las mal llamadas elecciones “primarias”, que de primarias lo único que tienen son las reacciones tan viscerales y poco humanas que a veces vemos en los discursos de los que se están postulando, así como en las actitudes de algunos de sus seguidores.

Es evidente, que yo estoy generalizando, pero sigo insistiendo en que todavía no he escuchado ninguna propuesta concreta para el bien del país, sin que no vaya acompañada de ataques, insultos, descalificaciones y ofensas al rival de turno. Eso es una pésima política. En su encíclica “Fratelli Tutti”, el Papa Francisco nos regaló un capítulo bellísimo, el quinto, sobre “la Mejor Política”. Cuando lo leí por primera vez, sentí como que el Santo Padre estaba hablando de Honduras. Lo doloroso es que no sólo aplica para nuestro país. Para el caso el Papa ponía el dedo en la llaga cuando constataba que: “Para muchos la política hoy es una mala palabra, y no se puede ignorar que detrás de este hecho están a menudo los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos. A esto se añaden las estrategias que buscan debilitarla, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología”.

Porque es evidente que, “El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos”, nos dijo en su momento el Papa. Y en Honduras eso termina siendo, muy cierto. Cuando el Papa nos hablaba de los líderes populistas no pude evitar ponerles nombre y apellido. Quisiera no hacerlo. Pero díganme si no aplica: un “insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad”. Hay mucho por hacer, pero alguien tiene que comenzar a cambiar, a vivir de acuerdo a un sentido de responsabilidad social distinta. ¿Habrá alguno de estos entre los postulados a cargos de elección de estas elecciones primarias?

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