Hace 350 años, el Sagrado Corazón de Jesús reveló a Santa Margarita María Alacoque, su voluntad de qué se extendiese por todo el mundo, la devoción a su corazón. Y ya les he comentado anteriormente, que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, es la síntesis del Evangelio. Leyendo y releyendo la encíclica del P. Francisco “Dilexit nos” me doy cuenta que este hermoso testamento del Papa ha querido, siguiendo una larga tradición jesuita, acercarnos a este misterio de amor en el que estamos todo llamados a sumergirnos.
No en balde, han sido muchísimos los Santos que, desde de San Agustín, hasta muchos de los Romanos Pontífices recientes, han encontrado en este corazón ardiente, la fuente donde inspirarse y sostenerse. Este Corazón, reclama amor porque ha amado mucho y además, porque desde su Amor, sabe bien que está el horizonte de nuestra felicidad y de nuestra salvación. Quien se deja amar por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor, encuentra una vía expedita para alcanzar la gloria eterna.
Tampoco puedo desaprovechar este espacio, para recordarles que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tiene un hermosísimo corolario que es, la devoción al Inmaculado Corazón de María. Como el mismo Sagrado Corazón de Jesús, se lo ha dicho a diversos Santos en los últimos siglos, en particular a Santa Jacinta Marto, es deseo expreso de este corazón, que se difunda la devoción al Inmaculado Corazón de su madre, y nos ha pedido que sea a través de ella y por ella, que pidamos el don de la paz.
Nuestra devoción al Sagrado Corazón de Jesús centrada en una absoluta confianza en su amor, debe ayudarnos a enfrentar las cruces de nuestra vida, con la certeza de que no estaremos nunca solos, sino que siempre tendremos a nuestro lado al “Amor de los Amores” que es aquel que no puede hacer otra cosa más que amarnos. Saberse amado es ya el principio de la verdadera felicidad.
Igualmente, aunque pueda resultarles un tanto cansador, le recuerdo una vez más que, la verdadera comunicación a nivel personal, solamente puede ocurrir de corazón a corazón. La comunicación de ideas o de sentimientos no es suficiente porque reduce el diálogo a conceptos o sensaciones y la persona humana es muchísimo más que eso.
De hecho, si lo analizamos detenidamente, nos daremos cuenta que muchas de nuestras relaciones fracasadas o incompletas vienen precisamente de que no hemos sabido comunicar, ni comunicarnos a nivel realmente esencial. Hacemos sentir nuestro parecer, cuando no nuestra opinión, pero siempre al final nos quedamos con la sensación de que algo más, debió hacerse, debió vivirse. Si en nuestro mundo algún día, lograremos superar la búsqueda desmesurada del poder, y el tener, tendríamos que admitir que esto solamente fue posible, gracias a que decidimos vivir al ritmo del Corazón del que tanto ha amado al mundo, y tan poco es correspondido.
