Reflexión | Con H

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

Hace exactamente 10 años, escribí esto en vistas a la celebración del 15 de septiembre. Qué pena que es necesario recordarlo porque nada ha cambiado, sino empeorado. Se nos olvida que con la H no sólo comienza la palabra Honduras. Con H, también se escribe: Honradez, que quizás es una de las virtudes con las que quisiéramos que se describiera siempre a Honduras. Son incontables las situaciones en las que escuchamos de los actos de los corruptos.

Licitaciones amañadas, nombramientos para favorecer a un grupo de poder, descaradas reducciones a los sueldos de los empleados públicos, negocios que no nacen sin antes haber pagado el “impuesto de guerra” que cobran los políticos, empresarios que no lo son porque sólo piensan en sacar la mayor ganancia posible sin sentido de responsabilidad social, policías que no les tiembla el pulso para coludirse con los criminales, médicos que ven clientes y no pacientes, maestros que no lo son por vocación, políticos que se escudan detrás de una ideología pero que en la práctica no ocultan su afán real. Honorabilidad, que también es algo que no puede reducirse a un título o a una posición.

¡Cuánta persona que se pavonea en nuestra Honduras con ínfulas de un honor que perdió e hizo perder hace mucho tiempo! ¡Cuánto periodista que denigra a las personas, que lo único que le interesa es aumentar los “rankings” de su audiencia y de su billetera! ¡Cuánta ONG o institución de la “sociedad civil” que lo que menos hace es burlarse y aprovecharse de la necesidad ajena! ¡Cuánto juez que no ha visto hacia un lado frente a la justicia sino de frente a lo que se le ofrecía! ¡Cuánto predicador de la Palabra de Dios que la usa a su gusto y paciencia para controlar conciencias e ingresos ajenos! Humildad, que es la que tanta falta nos hace a todos los que nos atrevemos a dirigir una palabra en voz alta, la que falta a los que nos dirigen; la que a veces tendemos a confundir con la pobreza material, cuando sólo se debería de confundir con la pobreza espiritual.

Heroicidad, que realizan tantos hermanas nuestras que haciendo maravillas alcanzan a llegar al fin de mes, de tantos que salen a trabajar cada día para llevar algo que comer a sus casas, de aquello que inician la ruta migratoria sabiendo que hay bestias de 2 patas y bestias de acero que les pueden truncar la esperanza; heroicidad de los que no aceptan un soborno, de los que no se prestaron a hacer lo que otros ya han hecho, de los cuerpos de socorro, de los que cuidan de sus enfermos en hospitales donde la frase más común es “no hay”. Que Honduras se escriba con H de humanidad, no de horror ni de habladuría, con H de hospitalidad, no de humillación y de huérfanos. Con H de hondura, por su profundidad para amar y perdonar.

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