Tener el don y perseverar en el servicio a Dios, es una entrega que dentro de la Iglesia se hace con alegría y que al paso del tiempo se les reconoce a las personas que son un ejemplo digno de imitar.
Con una solemne Misa celebrada en la catedral Inmaculada Concepción de María en Juticalpa, se reconoció el servicio a más de 50 Ministros Extraordinarios de la Comunión (MEC), que, durante muchos años, han venido realizando con humildad y devoción. Algunos de ellos ya cumplieron su misión y otros la siguen cumpliendo de forma muy especial hasta donde su propia salud les permite. Monseñor José Bonello, obispo de esta activa diócesis, ofició la celebración y les manifestó a estos fieles servidores que “La Eucaristía sigue siendo como la tomó María, quien se convirtió en un Sagrario y Tabernáculo que llevó al mismo Jesús para luego trasladarlo a los demás”. Sobre el servicio de los MEC, el prelado dijo que “esta es la misión principal de estas nobles personas, especialmente cuando llevan a Jesús a los enfermos, a los ancianos y al mismo tiempo la bendición para que también puedan gozar de la presencia de Jesús”. Por otra parte también les expresó que “son hombres y mujeres llamados a preparar sus vidas para el servicio. También tienen la dignidad de cumplir con esta misión dentro de la Iglesia”. En relación a los MEC de avanzada edad y que están en servicio el titular de la Diócesis de Juticalpa les manifestó que “uno trata de hacer todo lo que es posible y ellos siempre siguen siendo gente que con su vida con su enfermedad y con su vejez siempre mantienen vivas sus comunidades que siempre buscan en Cristo su salvación”.
Luego de la Misa, se les hizo entrega de un diploma a los MEC de mayor trayectoria, quienes fueron acompañados por los nuevos integrantes que tienen poco tiempo de servir.
Servicio y entrega con amor
Estos hombres y mujeres, se preparan para llevar a Cristo a los enfermos o aquellos que tienen una imposibilidad para moverse al templo. De igual forma, ellos se fortalecen con la misma comunión que es la que les da la fuerza para no desmayar en esta misión que emprenden siempre con el apoyo del obispo de la Diócesis de Juticalpa, Monseñor Bonello.