El presbiterio de la Arquidiócesis de San Pedro Sula, realizó su retiro cuaresmal con el tema “Llamados a ser ministros de la Esperanza y la Misericordia”, siempre en el contexto del año jubilar. El retiro fue impartido por Monseñor José Vicente Nácher, Arzobispo de Tegucigalpa, en la sede del Movimiento Camino, en la zona de rancho “El Coco”.
Participación
Monseñor Vicente agradeció a Monseñor Miguel Lenihan, Arzobispo de San Pedro Sula y al presbiterio por la invitación para acompañarlos en su retiro cuaresmal. “Realmente me edifica y les felicito, porque los que quieren impartir la fe y una vida cuaresmal en el Señor, están haciendo este retiro, es decir, dejándose interpelar, serenando el corazón y volviendo a la experiencia primera, al llamado, la lección de Dios en este ministerio”. El tema fue el jubileo como la misericordia y el perdón de Dios. “El perdón que pedimos y que ofrecemos, particularmente los sacerdotes en todo lo que significa el perdón sacramental y como experiencia de vida y crecimiento”, comentó.
Dinámica
Los presbíteros también vivieron un espacio de silencio para dejar resonar sus corazones esa voz del Señor, ese primer llamado en el que se les convoca, se les elige y les llama por sus nombres, es decir de una manera personal y concreta. Monseñor Vicente en la formación recordó que “venimos de un proceso sinodal, estamos viviendo un año jubilar y nos estamos preparando para la Santa Misión, que debe ser un caminar de Iglesia en comunidad, estamos llamados todos a alcanzar una misma meta en el Señor, solos no vamos a poder, caer en el orgullo de la independencia sería facilitarle las cosas al demonio, se trata de que todo lo que emprendamos como Iglesia, como asamblea cristiana lo hagamos de corazón. La misión es profundamente comunitaria porque todos somos bautizados, todos colaboramos en la misión de la Iglesia, por tanto, nuestro caminar está unido con el Señor”.
El Arzobispo también los invitó a vivir una Cuaresma sin prisas, es decir, vivir en la presencia de Dios. “Por la prisa no nos damos cuenta que en verdad es en la paciencia de Dios donde él aguarda y espera nuestra conversión, es la paciencia de Dios la que nos salva”, concluyó Monseñor.