El Papa Francisco profundizó en la virtud de la esperanza, la segunda de las tres virtudes teologales junto con la fe y la caridad. Destacó la importancia de la esperanza como respuesta a la pregunta fundamental sobre el sentido de la vida y el destino del mundo.
El Pontífice advirtió sobre los peligros de una respuesta negativa a esta pregunta, que puede llevar a la desesperación humana y a la sensación de inutilidad de todo. Subrayó que la esperanza no se basa en los méritos humanos, sino en el regalo de Dios a través de la muerte y resurrección de Cristo.
Francisco señaló que la esperanza es una virtud que a menudo pecamos contra ella, aferrándonos a nostalgias negativas y melancolías, y olvidando la misericordia de Dios y la certeza de su perdón.
En un mundo necesitado de esperanza, el Papa destacó la importancia de la paciencia como compañera de la esperanza, permitiendo a los creyentes perseverar incluso en las situaciones más difíciles.
Finalmente, instó a todos a mantener viva la esperanza en sus corazones, confiando en que el Señor siempre está cerca y que la muerte nunca será victoriosa.