¿POR QUÉ CELEBRAMOS LA OCTAVA DE NAVIDAD?

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La octava de Navidad es una prolongación de la fiesta del nacimiento del Niño Dios, iniciando el 25 de diciembre y que se extiende durante una semana. Es decir, lo que celebramos tiene tanta magnitud e importancia, que no basta celebrarlo en un solo día, la celebración dura 8 días, precisamente por eso se llama “octava” porque son “ocho días”.

Solamente existen dos acontecimientos en los que la Iglesia celebra una “octava”. Durante la Navidad y en la celebración de la Pascua. Algunos teólogos se atreven a decir que la salvación de Cristo viene a nosotros desde el momento que se encarnó en el vientre de la Virgen María. Otros en cambio, sostienen que la salvación nos viene de Cristo Resucitado, el culmen de su misión redentora en la tierra.

Lo cierto es que, son dos momentos clave para nuestra salvación. Cuando Cristo se hace hombre, Dios asume nuestra condición para redimirla y cuando resucita, eleva nuestra humanidad hasta el Padre, para sellar el triunfo definitivo sobre el pecado.

Por eso es tan grande celebrar la Navidad. Porque allí inicia el plan de salvación que nos trajo Cristo. La liturgia refleja el carácter festivo de este tiempo. Durante toda la Octava de Navidad se entonará el Himno del Gloria porque tiene el mismo carácter solemne del 25 de diciembre. Además, las lecturas están orientadas a meditar sobre el misterio de Cristo hecho hombre.

También existen otras fiestas dentro de la Octava de Navidad. San Esteban, San Juan Evangelista, los Santos Inocentes y la Sagrada Familia, al final de la octava. Son fiestas y personajes que tienen que ver directamente con el misterio que celebramos. San Esteban es conocido como el “Protomártir” por ser de los primeros testimonios dentro de la Sagrada Escritura en dar su vida por Cristo. San Juan Evangelista es el que le da una dimensión teológica más profunda que los demás Evangelios a la Encarnación del Verbo. Y la Sagrada Familia, porque Cristo allí nació, y se forjó como hombre.

Además, durante la Octava de Navidad y la Octava de Pascua, se imparte la bendición Urbi et Orbi por el Santo Padre. Se puede obtener indulgencia recibiendo la bendición este 25 de diciembre.

En síntesis, todas las celebraciones dentro de la Octava de Navidad nos harán mediar en torno al misterio de Cristo que se encarna en la humanidad, haciéndose hombre, revelándonos al Padre y trayéndonos la salvación.

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