Les daré pastores según mi corazón señala Jeremías en su capítulo tres, verso 15. Esta figura, nos ayuda a comprender que, muchos de nuestros sacerdotes tienen este don de ser buenos pastores, pero que se necesitan de mucho más apoyo para que ellos puedan realizar su labor pastoral.
Advertencia
Ezequiel en el capítulo 34, advierte que, los pastores tienen como misión principal apacentar el rebaño y cuando dejan de hacerlo, las ovejas se dispersan y se convierten en presa de todas las fieras del campo, porque andan dispersas. Es por ello, que Dagoberto Rodríguez, considera vital que, como laicos, “Es importante nuestra presencia, es el laico que comprende, ayuda, coopera y fortalece la acción sacerdotal”. El sacerdote en su función como tal, es el pastor y guardián de nuestras vidas y es quien busca la oveja perdida, ayuda a la descarriada, cura a la herida, conforta a la enferma indicó Rodríguez.
Pruebas
A criterio del presbítero Javier Martínez, párroco de la comunidad Cristo Resucitado, el pastor, primero tiene que saber acompañar, conducir, guiar y estar cerca. A veces hay dificultades menciona, “El cansancio, la rutina, como el Papa Francisco ya lo mencionaba, entrar en esa tibieza, pero al final, el mal nos tienta, pero el Señor nos da la fuerza y será así como salgamos adelante con esta misión que el Señor nos ha encomendado”.
1 Olor a oveja
Monseñor Rómulo Emiliani, Obispo Auxiliar Emérito de San Pedro Sula, en cierta ocasión mencionaba que, no solo es olor a oveja lo que se necesita, sino, olor a oveja trasquilada, por los sufrimientos que vive el pueblo. Ante esto, el padre Javier Martínez comenta que, “Tenemos que vivir esa experiencia de darnos totalmente, de despellejarnos por los demás, y como parte de nuestra tarea, cada día vamos alcanzando esta madurez para poderlo lograr y cumplir lo que Dios nos ha encomendado”.