Después de varios días por su paso en Chipre y Grecia el Papa Francisco finalizó su visita a estos países con un encuentro juvenil en Grecia en el centro de las Hermanas Ursulinas. Un grupo de jóvenes lo recibió con un hermoso canto. Al finalizar este canto fue ovacionado por los allí presentes, asimismo jóvenes danzaron un baile tradicional de Grecia.
Luego de esto algunos jóvenes dieron a conocer su testimonio como la joven Katerina, quien dijo a los allí presentes: ” Mi fe se pone a prueba cada día, que veo a personas que sufren a causa del dolor, de las malas acciones de otros, cada vez que hablo con jóvenes de mi edad y me hacen preguntas sobre la fe, siento el desafío porque no se como responder como cuando alguien me preguntó ¿ Si hay un Dios por qué permite tanto mal y dolor en el mundo? ha habido ocasiones en las que he conocido a personas con buen corazón pero sin fe, personas que simplemente no creen, por lo que a veces me pregunto si tengo que creer para ser considerado una buena persona. En estos momentos de duda me hacen preguntarme si soy una mala persona, también he tenido momento de celos y rabia al ver a personas que no son creyentes y que parecen no tener dolor ni problemas”.
Asimismo la joven añadió: ” Agradezco que en momentos difíciles Dios me haya iluminado para lograr las cosas más importantes de la vida, gracias a Él he vivido momentos inolvidables y ahora afronto la vida de una manera nueva, también he encontrado consuelo en la Biblia entendiendo que no es un libro de historia sino que fortalecerá mi pensamiento crítico y mi fe, no niego que todavía hay momentos de duda en mí pero estoy muy agradecida de poder comprender mas fácilmente el amor de Dios por mí”.
De igual manera, así como Katerina, hubieron más experiencias que los jóvenes compartieron antes el Santo Padre y que los han marcado en su camino de fe.
Al comenzar el Papa Francisco dijo: Queridos hermanos y hermanas:¡Buenos días! dijo, es agradezco por haber venido hasta aquí, muchos de ustedes desde lugares lejanos. ¡Gracias! Estoy contento de encontrarme con ustedes finalizando mi visita a Grecia, y aprovecho la ocasión para renovar mi gratitud por la acogida y por todo el trabajo que llevaron adelante para organizarla. Efcharistó! Sus hermosos testimonios me han impresionado. Ya los había leído y retomo ahora con ustedes algunas partes.
Seguidamente, expresó: Quisiera destacar un punto importante en la experiencia de Katerina. A veces, frente a las incomprensiones o a las dificultades de la vida, en los momentos de soledad o de desilusión, esta duda puede llamar a la puerta de nuestro corazón: “Quizá soy yo que no voy bien, tal vez estoy equivocado, estoy equivocada”. Amigos, es una tentación que hay que rechazar. El diablo nos mete esta duda en el corazón para arrojarnos en la tristeza. ¿Qué hay que hacer? ¿Qué hay que hacer cuando una duda de este tipo se vuelve sofocante y no nos deja en paz, cuando se pierde la confianza y no se sabe por dónde comenzar? Es necesario volver a encontrar el punto de partida”.
“El corazón de la fe no es una idea, no es una moral; el corazón de la fe es una realidad, una realidad bellísima que no depende de nosotros y que nos deja con la boca abierta: ¡somos hijos amados de Dios! Este es el corazón de la fe: ¡somos hijos amados de Dios! Hijos amados, tenemos un Padre que vela por nosotros y que nunca deja de amarnos. Reflexionemos: cualquier cosa que tú pienses o hagas, aunque sea lo peor, Dios sigue amándote. Yo quisiera que entiendan bien esto: Dios no se cansa de amar. Alguno puede decirme: “Pero si yo caigo en las cosas más feas, ¿Dios me ama?”. Dios te ama. “Y si yo soy un traidor, un pecador tremendo, y acabo mal, en la droga, ¿Dios me ama?”. Dios te ama. Dios ama siempre. No puede dejar de amar. Ama siempre y a pesar de todo, mira tu vida y la ve muy buena . Nunca se arrepiente de nosotros”, acotó el Santo Padre.
De igual manera el Papa dijo: “Aquí nacieron los eventos deportivos más grandes, las Olimpíadas, el maratón. Más allá del espíritu de lucha que hace bien al cuerpo, está aquello que hace bien al alma: entrenarse para la apertura, recorrer largas distancias desde uno mismo para acortarlas con los demás, lanzar el corazón atravesando los obstáculos, cargar unos los pesos de los otros. Entrenarse en esto los hará felices, los mantendrá jóvenes y les hará sentir la aventura de vivir”.
Asimismo les dejó este mensaje al finalizar: “Ustedes, en cambio, por favor, alimenten la valentía de la esperanza, la que has tenido tú, Aboud. ¿Cómo se hace? Por medio de sus decisiones. Elegir es un desafío, es afrontar el miedo a lo desconocido, es salir del pantano de la aprobación, es decidirse a tomar la propia vida entre las manos. Para tomar decisiones adecuadas, pueden recordar una cosa: las buenas decisiones incluyen siempre a los demás, no sólo a uno mismo. Esas son las decisiones por las que vale la pena arriesgarse, los sueños que hay que realizar; aquellos que requieren valentía y que implican a los demás”.
Y, al despedirme de ustedes, les deseo la valentía de seguir adelante, la valentía de arriesgar, la valentía de no quedarse en el sofá. El coraje de arriesgar, de ir al encuentro de los otros, nunca aislados, siempre con los demás. Y con esa valentía, cada uno de ustedes se encontrará a sí mismo, encontrará a los otros y hallará el sentido de la vida. Les deseo esto, con la ayuda de Dios, que los ama a todos. Dios los ama, sean valientes, ¡sigan adelante! Brostà, óli masí! [¡Adelante, todos juntos!] puntualizó.
Luego de que se diera este mensaje, los jóvenes elevaron algunas plegarias a nuestro Señor e intercambiaron saludos con el Santo Padre, quien les obsequió un Rosario y así terminó este evento con el que también concluyó su viaje por Chipre y Grecia.