En la catequesis dada por Su Santidad el Papa Francisco en la Audiencia General de hoy, continuando con el tema del discernimiento, el Papa visualiza junto a nosotros la figura de San Ignacio de Loyola como ejemplo fundamental dentro del tema.
San Ignacio de Loyola, ejemplo de discernimiento
En su propio camino hacia la santidad, San Ignacio de Loyola, mientras se encontraba convaleciente de una herida en su pierna, leyó la vida de los santos, donde encontró un llamado del Señor. “En esta experiencia podemos notar sobre todo dos aspectos: El primero es el tiempo: es decir, los pensamientos del mundo al principio son atractivos, pero después pierden brillo y dejan vacios, descontentos, te dejan así, una cosa vacía. Los pensamientos de Dios, al contrario, suscitan al principio una cierta resistencia, pero cuando se les acoge traen una paz desconocida, que dura mucho tiempo”, expresó el Santo Padre al referirse a tal suceso.
Su Santidad también nos explica como el llamado del Señor y la oportunidad de tomar la decisión correcta nos puede llegar en el momento menos esperado, de “casualidad”. “Ver que sucede cuando vivimos cosas que no esperamos y ahí aprendemos a conocer nuestro corazón, como se mueve.”
Al finalizar, el Papa nos indica que el discernimiento “es la ayuda para reconocer las señales con las cuales el Señor se hace encontrar en las situaciones imprevistas, incluso desagradables. De estas puede nacer un encuentro que cambia la vida, para siempre, como el caso de San Ignacio.”