Al cierre del domingo 6 de junio, el Papa Francisco, en la Santa Misa del Corpus Christi, desde el altar de la Catedra en la Basílica Vaticana, durante su homilía, se ha dado la tarea en explicar de qué manera podemos nosotros hoy preparar la Pascua del Señor, al igual que los discípulos prepararon el lugar donde iban a celebrar la cena Pascual, y entender cuáles son los lugares de nuestra vida en los que el Señor pide que lo recibamos.
“Convirtámonos en una Iglesia con el cántaro en la mano, que despierta la sed y lleva el agua, abramos de par en par el corazón para ser la habitación amplia donde todos puedan entrar y encontrar al Señor, desgastemos nuestra vida en la compasión y la solidaridad, para que el mundo vea por medio nuestro la grandeza del amor de Dios”. Resaltó el Sucesor de Pedro en la tierra.
El Papa también invito a “agrandar el corazón a salir de la pequeña habitación de nuestro yo y entrar en el gran espacio del estupor y la adoración”. Además, invita también a la Iglesia a ser una sala amplia; “No un círculo pequeño y cerrado, sino una comunidad con los brazos abiertos de par en par, acogedora con todos”. De esta manera se celebró el día en donde nos recuerdan la importancia de la fe y devoción en el milagro eucarístico donde Jesús se hace comida y bebida, para convertirnos en Cristianos, bajo una verdadera custodia viva, un sagrario viviente, portando mensajes de hermandad, solidaridad, llevando una verdadera cultura de paz.