Palabra de vida: “Y se hizo una gran calma”

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El mar aparece este domingo con su gran simbología bíblica de caos y donde las potencias oscuras del mal están siempre incontrolables, de allí el horror de los discípulos subidos en la barca y afrontando la tempestad. El escenario es el Mar de Tiberíades, llamado también “Mar de Galilea”, porque en el lenguaje hebreo cualquier espejo de agua bastante grande participa del misterio del mar.

El simbolismo es transparente: se vislumbran todas las tempestades de la historia, tormenta de las pruebas, de la oscuridad y de las contradicciones. La barca es sin duda alguna, la imagen perfecta de la Iglesia, con Pedro adentro y con Jesús que duerme. Y, en este marco existencial, los discípulos le lanzan un grito, como quien lanza el ancla para estabilizar la nave y mantenerse firmes, llamándolo “Maestro”.

Jesús despertándose lanza su Palabra con indiscutible poder. En efecto, su palabra aplaca las aguas y enmudece al viento, con la autoridad única de Dios. Él se yergue desafiando al mar tratado aquí como si fuera una persona. Los verbos utilizados por Marcos son curiosos: “Increpó al mar diciéndole: ¡Calla! ¡Cálmate!”.

Se trata de expresiones características de los ataques de Jesús contra el demonio. En el mar se resumen simbólicamente todo el mal que Jesús vino a combatir y a vencer. Al final de la narración cuando ya todo está en calma y sobreviene la paz interior después del miedo de morir, Marcos obliga al lector a hacerse la pregunta fundamental sobre Jesús: “¿Quién es éste, a quién hasta el viento y el mar le obedecen?” Con este acontecimiento se ilumina el misterio sobre la identidad salvadora de Jesús de Nazaret.

Estamos celebrando la novena de San Juan Bautista y la Iglesia celebra normalmente la fiesta de los santos en el día de su nacimiento a la vida eterna, que es el día de su muerte. En el caso de San Juan Bautista, se hace una excepción y se celebra el día de su nacimiento. San Juan, el Bautista, fue santificado en el vientre de su madre cuando la Virgen María, embarazada de Jesús, visita a su prima Isabel, según el Evangelio.

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