Padre Nuestro,
te damos gracias por llamar a hombres y mujeres al servicio del Reino de tu Hijo,
desde la vida laical, sacerdotal, religiosa y matrimonial.
Manda tu Santo Espíritu para ayudar a que los jóvenes,
respondan a tu llamada en libertad, generosidad, valentía y fidelidad.
Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Suyapa,
mujer del SÍ y por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo amado que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.