La Misa de este lunes 20 de julio fue oficiada por el padre Carlo Magno Núñez rector de la Basílica, en su homilía expresó que “el hacer la voluntad de Dios, tiene que ser para nosotros el día a día.

Magno expresó “dejamos de lado nuestra voluntad y aceptamos la voluntad de Dios aunque no hay recetas para encontrar la voluntad divina, si hay en la escritura un buen numero de de claves que nos ayudarán a disponer nuestro corazón para acoger el poder de Dios, que es lo que Dios quiere de nosotros, que es la voluntad de Dios, una de esas claves, eso es lo que nos presenta la primera lectura”.

Se refirió a la ley de Moisés en practicar la justicia amar la misericordia y andar humildemente en la presencia de Dios, creo que aquí tenemos una buena clave, para hacer la voluntad de Dios, ¿Somos justos? ¿Somos misericordiosos? ¿Somos humildes en la presencia del Señor? Tres virtudes que debemos buscar y si las practicamos, entonces estaremos cumpliendo la voluntad de Dios.

Además sostuvo que Justicia, misericordia y humildad, son regalos que nos da Dios “nos dice el profeta Miqueas o el profeta de Dios, o si lo queremos decir mejor estas tres virtudes, justicia, misericordia y humildad, son el regalo del amor de Dios, que quiere sintonizar en nuestro corazón con el suyo y darnos una vida abundante”.

En cuanto al evangelio expresó “encontramos la grandeza del misterio del Señor Jesús, Jesús puede parecer pequeño, porque es humilde, porque no es agresivo, porque es pobre, porque no es ostentoso y así sin duda lo miraban los de su época y por eso dijeron, ¿no es ese el hijo del carpintero? No es ese el hijo de María? Me llamaban el Nazareno, me llamaban el Galileo, pero nosotros sabemos que Jesús es grande en realidad pero más grande de los grandes del Antiguo Testamento y así lo testifica el mismo para nuestro bien en el evangelio de hoy”.

El sacerdote manifestó de esta escena opacada podemos aprender cosas luminosas “sin embargo ante todo el misterio de Cristo y la grandeza de su mensaje son obvios, uno puede estar cerca del redentor sin descubrirlo y en un caso extremo uno puede desfallecer sin darse cuenta del brazo fuerte del Salvador que está allí frente a nosotros para sostenerlos para levantarnos, también aprendemos de aquí a no ser duros con los demás, especialmente si no comparten nuestra fe, por nuestro fervor por nuestro apostolado.

Concluyó en que nuestra fe tiene que manifestarse en acciones concretas y no podemos despreciar a nadie, porque aunque no tengan una fe como la de nosotros simplemente ayudemos, simplemente tendamos nuestra mano solidaria, nuestra mano amiga y de lo demás el Señor se encarga.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí