Monseñor José Vicente Nácher: “Está no es una semana más, es un tiempo de santificación”

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Con la celebración del Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, inició la Semana Santa en la Arquidiócesis de Tegucigalpa. En la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel, la Eucaristía inició a las siete de la mañana con la lectura del Evangelio según San Mateo desde el templo El Calvario de Tegucigalpa. Allí el presbítero Orvin David Morales, vicario de esta comunidad, bendijo los ramos y con la colaboración de las agrupaciones de piedad popular del centro histórico de la ciudad, iniciaron el recorrido hasta la Iglesia madre de Tegucigalpa.

Durante el recorrido, se fue acompañando con una banda, que entonaba los himnos propios de esta celebración. Además, se iban realizando diversos cantos y porras en honor a Jesús que entró triunfante en Jerusalén. Recorrieron la avenida Cristóbal Colón y al pasar del parque Central, giraron por la parte de atrás de la Catedral, para ingresar a la avenida Miguel de Cervantes, en donde, personeros de la Alcaldía Municipal habían preparado un alfombra de aserrín para honrar este cortejo. Al ingresar al atrio de esta Iglesia, se procedió a leer la monición ambiental para vivir la Eucaristía.

Mensaje

Monseñor José Vicente Nácher presidió este oficio, en donde se proclama la Pasión del Señor, que este año, de acuerdo al ciclo litúrgico, corresponde al Evangelio de Mateo. Durante su mensaje, enfatizó que “Sería una nueva burla al Señor negarnos a acompañarlo esta Semana Santa“. Asimismo, destacó la importancia de participar en las celebraciones litúrgicas, que son las que, dan sentido a estos días santos. “Pongamos atención a cómo asistimos a las procesiones y Vía Crucis. Son bellas expresiones de la fe del pueblo, pero solo adquirimos su significado profundo cuando participamos en las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual”, dijo.

Al contemplar las lecturas, ahondo que, “necesitamos muchas veces de las lágrimas de nuestro arrepentimiento para lavar la cobardía de nuestro pecado. Pecado personal y social, que sigue poniendo su esperanza en la agresividad y soberbia de Barrabás y despreciando la mansa y santa realeza de Cristo”.

“Esta no es una semana más, es un tiempo santo y de santificación, un llamado a esperar con fe, como María Magdalena y la otra María, que miraban todo con dolor, pero con amor, ese amor que enciende la luz interior que nos guía a la vida santa en Dios” concluyó Monseñor Nácher.

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