Estas palabras fueron dichas por la nueva coordinadora de la Pastoral de Movilidad Humana, Sor Nyzelle Juliana Dondé

Ante el racismo, la xenofobia que reciben miles migrantes en la actualidad, se suma otra forma de discriminación al acusarles de ser transmisores del COVID-19. Una difícil situación que viven miles de compatriotas que buscan salir de la pobreza o la inseguridad que, a pesar de la pandemia, tienen la esperanza de encontrar un mejor futuro.

 8,500 MIGRANTES deportados contabiliza la Pastoral de Movilidad Humana en el transcurso de esta pandemia

Discriminación La coordinadora de la Pastoral de Movilidad Humana, Sor Nyzelle Juliana Dondé hace un llamado para que recordemos que el migrantes es el prójimo del que habla Jesús en el Evangelio. “No detectamos ningún migrante retornado contagiado por el coronavirus. Es importante decirle a la sociedad que los migrantes no son los portadores principales de este virus, esto le puede pasar a cualquier persona”, dijo.

“Esta situación genera traumas, crisis de ansiedad en los migrantes retornados y desde la Pastoral brindamos atención psicológica en estos tiempos difíciles” Sor Nyzelle Juliana Dondé, Coordinadora PMH

Importancia Transcurren casi 100 días desde que inició la cuarentena y el cierre de fronteras, esto no ha detenido la migración, pero tampoco han parado las deportaciones.   A pesar de la situación, defensores de derechos humanos señalan que no se está prestando la debida atención al tema. Hugo Maldonado, es del criterio que “La situación de los migrantes ha pasado a un segundo o tercer plano, el COVID-19 es la orden del día”. Por su parte, Roberto Herrera Cáceres, Comisionado Derechos Humanos expresó que “Se debe garantizar el respeto a su dignidad que aún en tiempos de pandemia, no se debe vulnerar”.

Conozca a Sor Nyzelle Juliana Dondé

Es la nueva coordinadora de la Pastoral de Movilidad Humana a nivel nacional, sustituyó hace unos meses a Sor Lidia Mara de Souza. Es originaria de Brasil. Es periodista, y tiene 20 años de vida consagrada, su llamamiento surgió desde muy niña, creció en un ambiente cristiano y esto favoreció para consolidar su vocación. A los 14 años, ingresó a la comunidad misionera de las religiosas Scalabrinianas. Ha servido en Brasil, principalmente en la formación, después en México y ahora en Honduras.

 

 

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