Estadísticas del Instituto Nacional de Migración, reflejan que en lo que va del año por Honduras han pasado más de 32 mil hermanos de nacionalidad venezolana, en busca del mal llamado “sueño americano” utilizando el territorio como ciudad de paso. Tristemente, en esta travesía desde que salen de su país natal, muchos quedan sin dinero o pierden sus documentos, muestra de ello son las decenas de migrantes que pernoctan en el anexo del Ministerio Público ubicado en Comayagüela.
Roversy Álvarez, salió de su país hace 6 meses, junto a su esposo y tres hijos, proceso que no ha sido fácil, pero deben seguir su camino, ya que su único objetivo es darle una mejor educación a sus hijos, algo que no logró en Venezuela.
Estos migrantes venezolanos, pasan hambre, sufren diversos problemas de salud, pero no se rinden, está en ellos la esperanza de lograr su meta y darle a su familia una mejor condición de vida, así lo reitera José Luis, que llegó anoche a Tegucigalpa y narra que agradece a Dios haber llegado a Honduras, ya que el panorama que enfrentó en Nicaragua fue muy difícil.
A diario en las afueras de la ATIC se instalan con sus carpas más de 50 venezolanos, ahí esperan que algunos hondureños de buen corazón les ayuden, y una muestra de solidaridad fue la de Diana Baca, ella llegó junto a su familia a dejarles algo de alimentos, acción que la hace de todo corazón asegura.