La Iglesia exige la honestidad e integridad en la política hondureña

La crisis que vive el país en torno a las discusiones entre sectores que conforman al mismo Gobierno, ha sido objetivo de varias sugerencias por parte de las comunidades eclesiales

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Año con año la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) emite mensajes al pueblo de Dios que aún siguen vigentes y calando hondo en una sociedad que los ha tomado como una luz en un camino oscuro lleno de incertidumbre como en el que vivimos en la actualidad, donde no se tiene claro que podrá ocurrir en un futuro.

Anhelo

Desde el retorno a la democracia en 1982, los procesos eleccionarios han dejado varios sinsabores a la sociedad. El padre Javier Martínez, licenciado en Teología Moral afirma que “Todo político debe siempre apuntar en sus propuestas y al momento de gobernar, apostar siempre por el bien común”. El presbítero agrega que “esto no como un slogan o bandera de proselitista, sino como una realidad a construir, en este sentido, quien no entiende el bien de todos no puede ser integro ni tampoco honesto”.

Comprensión

En uno de los fragmentos emitido por los prelados de la C.E.H. el año 2021, previo a la elecciones generales, resalta que “La capacidad y la voluntad que exigimos de los candidatos, se logra únicamente cuando existe un verdadero respeto por la dignidad de la persona humana, respeto por su vida, por sus libertades y sus derechos”, párrafo que el padre Javier, acompaña diciendo que “son íntegros y honestos en cuanto respetan la dignidad de la persona humana y en cuanto trabajan por enaltecer los valores fundamentales”. El también párroco de la comunidad Cristo Resucitado, destaca que “la honestidad y la integridad, son reconocidas debido al profesionalismo que cada político debe tener, de manera especial el recto obrar y el buen uso de los recursos, son fundamentales para distinguir a un buen político”.

Aportes

La Doctrina Social de la Iglesia es el gran referente en estos temas y se le suma la encíclica del Papa Francisco “Fratteli Tutti” en su capítulo quinto donde señala que “Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común.

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