Los ancianos se enfrentan al abandono y al olvido en los asilos

Necesitan más apoyo para poder seguir atendiendo sus necesidad

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Son muchas las realidades que las personas de la tercera edad afrontan a diario y la pandemia ha venido a acentuar estos problemas. Como equipo del Semanario FIDES, visitamos el hogar de ancianos CEDER, aquí nos encontramos a 13 abuelos que han llegado por diferentes circunstancias, la mayoría sufren de algunos problemas de salud y es difícil interactuar con ellos. Al entrar, percibimos un ambiente tranquilo.

Ellos están sentados en una sala de estar, no interactúan entre ellos y sus caras se alegran al vernos llegar. Intentamos hablar con don José Margarito Flores Varela, él proviene de Santa Cruz de Soroguara, pero según nos cuenta doña Amarilys Matos, quien es la directora del lugar, él llega al hogar por la acción del Cuerpo de Bomberos, quienes lo encontraron en una situación de abandono y casi sin fuerza. Lo único que don Margarito recuerda es que le gustaba trabajar en el campo y doña Amarilys dice que es uno de los abuelos más voluntariosos con los que cuenta el hogar. Algo lamentable es que muchos ni siquiera están inscritos en el Registro Nacional de las Personas, por lo que muchas veces se les hace difícil tratarlos fuera del centro en algún hospital por no contar con documento alguno.

Atenciones

Al preguntarle a doña Amarilys como era un día en el asilo, ella comparte que “Ahora pasan bastante aburridos. Antes de la pandemia recibíamos visitas constantemente, pero por los momentos las visitas están canceladas”. La directora nos dice que antes llegaban colegios, iglesias, universidades, bailaban con ellos, les pintaban el pelo, las uñas, los ponían a colorear, a hacer muchas manualidades y pasaban bastante entretenidos”.

“Nosotros aquí vivimos de la caridad, aquí nos llega ropa usada, alimentos y gracias a Dios nunca se han quedado sin ellos y sin una cama limpia o cuando necesitan algún medicamento, aunque a veces es difícil, pero se los consigo. Ellos están bien cuidados hemos estado tan cerrados a recibir visitas que gracias a Dios ni gripe me les ha dado” expuso Matos. La licenciada en enfermería Miriam Godoy, es la encargada de la atención de los abuelos en este lugar.

Ella dice que “A ellos hay que bañarlos, cambiarles pañales, tenemos que vestirlos, pero hay unos que no lo pueden hacer por ellos mismos, hay que estar pendientes en el baño que no se vayan a caer”. La especialista dice que “yo les aconsejaría a todas las personas que el trato de los abuelos debe ser digno porque, así como ellos nos dieron toda su vida, entonces uno también, imagínese tantos viejitos que se encuentran en la calle porque las familias no los quieren cuidar” concluyó.

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