
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En este mes dedicado a las vocaciones, toma vital importancia, el llamado que Dios nos hace por cuidar la Casa Común, por lo cual, podríamos hablar de una vocación ecológica. Desde el Génesis, el Señor bendijo al hombre y a la mujer (Génesis 1, 28) y les entregó la Creación para que la dominen y la sometan. El Papa Francisco, en el numeral 67 de Laudato Si’ (2015), nos invita a reflexionar sobre las palabras “dominen y sometan”.
Estas no significan una soberanía absoluta sobre la creación, sino una participación en la soberanía del Creador. Por eso, estamos llamados a rendir cuentas sobre cómo usamos esta bendición, así lo menciona Alejandra Zelaya, del Movimiento Laudato Si’, al citar el mensaje de la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H) de septiembre del 2018 que dice “Todos tenemos la vocación de cuidar y respetar la Creación de Dios, único dueño de todo lo que hay en la Tierra. Estamos invitados a caminar en comunión, protegiendo la naturaleza y embelleciéndola con nuestro aporte, como un regalo que devolvemos al Padre”.
Importancia
Para descubrir este llamado o vocación, es necesario la conversión ecológica, así lo expresa el Presbítero Noel Ortiz, secretario ejecutivo de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM). “El hombre contemporáneo se ha desconectado de la naturaleza para conectarse, con lo inmediato, con la cultura del descarte y con todo lo que tenga que ver con aquello que opaca realmente lo natural”, dijo.
Una conversión ecológica “debe traducirse en formas concretas de pensar y actuar más respetuosas con la creación” manifestó el Papa Francisco. El Movimiento Católico Mundial por el Clima define la conversión ecológica como la “Transformación de los corazones y las mentes hacia un mayor amor a Dios, a los demás y a la creación. Es un proceso de reconocimiento de nuestra contribución a la crisis social y ecológica y de actuar de manera que se alimente la comunión: sanando y renovando nuestra Casa Común”.