Las vocaciones siguen floreciendo en un mundo que busca desaparecerlas

Con la urgencia de que más personas atiendan al llamado, la iglesia aboga por un esparcimiento de vocaciones que aporten al caminar pastoral

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Las vocaciones, son un llamado de Dios a un servicio específico, tanto en lo profesional como en lo religioso, por lo que descubrir para lo que estamos aptos, es indispensable para el crecimiento personal, laboral o pastoral.

Necesidad

El padre Edilberto Barahona, miembro de la Pastoral Vocacional Nacional, expresa que “La vocación es un llamado del Señor al servicio de Él y de los hermanos, que exige una respuesta generosa de nuestra parte para poder servir de la mejor manera”. Para el presbítero Barahona, “debemos buscar el sentido de nuestras vidas, por ello acompañamos a los jóvenes y a quien necesite discernimiento, para el buen transcurrir de la iglesia y de la nación, es necesario que el joven tenga claro para qué está hecho”.

Descubrir

“Nuestra vocación es pura misericordia, y cuando Él nos llama, es porque nos ve aún con nuestro pecado, pronuncia nuestro nombre y nos invita a seguirlo”, así lo diserta el padre Marlon Díaz, párroco de la comunidad San Diego de Talanga, quien expone que, esta comprensión del seguimiento del plan evangelizador del Señor, se aplica no solo en la vida consagrada, sino para todos, destaca el presbítero Díaz, que “desde lo que Dios nos ha regalado, debemos saber cómo responderle, sabiendo que decirle sí al Señor, es la mejor experiencia que nos puede ocurrir”. En el ambiente difícil de violencia, ausencia de Dios y de poco compromiso, las vocaciones deben ser suscitadas en casa, en las parroquias y en todo ámbito.

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