Cuando hablamos del “enemigo” o del mismo demonio, nuestros pensamientos se van directo a pensar en una posesión, un exorcismo y una situación paranormal, pero la Santa Madre Iglesia nos enseña que, con las experiencias de lo cotidiano, los ataques de Satanás se pueden experimentar en el día a día y lo vemos en cosas que se han querido normalizar como la corrupción, las mentiras, la injusticia, la lujuria y otras cosas que se nos presentan como “buenas”, pero las que son usadas por el mal para hacernos pecar.
Herramientas
Al enemigo no le gusta que actuemos bien y a quienes nos ayudan a propagar la Buena Nueva de la Salvación. “Cada tentación en la que caemos nos aleja de su presencia”, opina el asesor de grupos juveniles, Oscar Osorto, quien agrega que: “no tenemos que alejarnos de la oración, ya sea verbal o mental; agarrarnos del rezo del Santo Rosario o hacer nuestras las jaculatorias que nos propone la Santa Madre Iglesia, una de ellas es ‘Jesús en Ti Confío’, esta nos ayuda a combatir las seducciones del demonio”. Osorto también es del criterio que: “los que se de- dican a una vida contemplativa, nos recomiendan siempre buscar bendecir nuestros propios ambientes, como nuestras casas, espacios donde laboramos o incluso donde realizamos nuestros estudios”.
San Pablo afirma en una de sus cartas: “Vencer el mal a fuerza de bien”, con esta frase y orando constantemente, se puede realizar un combate más frontal con el enemigo o las tentaciones que a diario nos alejan de Dios. La comunicación constante con Dios, a través de las oraciones que se nos proponen, no solamente nos alejan de las experiencias que nos hacen quedar mal ante los ojos de Dios, sino que también fortalecen nuestra fe y protegen a los que nos rodean.
Claridad
Debemos reconocer que el mal existe y a diario se enfrenta al bien, por lo que es necesario evitar invocarlo en nuestras vidas, como por ejemplo ver programas o películas que nos provocan una sensación incomoda en el sentido espiritual, evitar hacer lecturas que no sean adecuadas ante los ojos de Dios como por ejemplo libros de brujería o los que pregonen ideologías o doctrinas contrarias a las que nos enseña la Iglesia. La lectura asidua de las Sagradas Escrituras, es una forma de mantenernos lejos del mal. En la Biblia tenemos una guía para poder alejar el mal de nuestras vidas, aunque hay que tener muy claro que el demonio ya está vencido y que Dios tiene plena autoridad sobre él.