La crisis que enfrenta la Iglesia Católica en Nicaragua continúa agravándose, con un aumento en los ataques contra la comunidad religiosa. Esta situación ha generado preocupación en Honduras, donde el temor a que acontecimientos similares puedan replicarse se mantiene latente. Fray Marcio Matute, párroco de la Parroquia San Maximiliano Kolbe, expresó sus inquietudes sobre la injusticia social y el papel de la Iglesia en la promoción del bien común.
Realidad
Enfatizó que a pesar de los esfuerzos por ayudar a los más necesitados, a menudo el servicio a la comunidad es malinterpretado “Unos comen y otros no comen, si llevas pan, te dicen que eres un santo; si das de comer, también. Pero si intentas descubrir las causas del hambre, entonces te llaman comunista”, comentó.
Misión
Fray Matute reflexionó sobre el rechazo que la Iglesia siempre experimenta por parte de la élite y los poderes establecidos, ya sean políticos, económicos o religiosos. “Nosotros no somos dueños del poder religioso, sino del poder del Evangelio. Siempre seremos perseguidos porque representamos una alternativa a este mundo”, subrayó. Además, recordó que esta realidad forma parte de la misión evangélica y que, aunque la persecución puede ser dolorosa, también genera una madurez y compromiso en la fe de quienes permanecen firmes en sus convicciones.
El analista Nery Gaitán denunció la dictadura del Gobierno nicaragüense que, según él, ha demostrado un desprecio absoluto por los derechos humanos y la libertad de expresión. “La represión ha alcanzado tal grado que ha cerrado universidades y centros de educación, y ahora está atacando a la Iglesia Católica, prohibiendo misas y reuniones públicas”, afirmó Gaitán.
Dialogo
En este contexto, es esencial fomentar un diálogo constructivo que garantice las libertades fundamentales en toda América Central y el mundo.
LIBERTAD RELIGIOSA, PERSECUCIÓN A LAICOS
Entre enero y abril de 2024, el gobierno sandinista forzó a 34 sacerdotes nicaragüenses a abandonar el país. Esta cifra no incluye a los siete sacerdotes que fueron enviados al Vaticano la semana pasada. Un informe destaca que al menos 52 personas religiosas y sus familiares han quedado en una situación de apátrida de facto.