Lo que prima en la Semana Santa y durante todo el año, es la liturgia, que vivida de gran manera, ayuda a comprender los diferentes momentos de la vida de Jesús. Sumado a esto, se encuentra una forma desde la tradición, las prácticas penitenciales que tienen que ver con la Piedad Popular, una riqueza para la evangelización visual.
El color, el arte, el ingenio e incluso el olor, se suman para dar otro toque a la Semana Santa con cortejos procesionales que van fundamentados en la Sagrada Escritura, en un año santo, una frase de los santos o cualquier otro elemento que concuerde con la espiritualidad de la Semana Santa.
Si bien la Religiosidad Popular se puede vivir en cualquier momento del año, es en la Semana Mayor cuando logra mayor acentuación, dadas las imágenes de pasión con que cuenta cada parroquia, con los signos que van desde la Cuaresma hasta el Triduo Pascual, incluyendo la Pascua, que puede mostrarse desde estas prácticas populares.
En la Religiosidad Popular, se suman devociones, misticísmo, tradiciones de lugares puntuales e incluso étnicos, por ello que se llega a decir que con estas prácticas, se expresa la verdadera devoción de un pueblo, del pueblo más pobre y sencillo.
España es la cuna de la Religiosidad Popular, dado el control que tuvo en su momento con las imágenes y la evangelización en la conquista; para América Latina, Guatemala es un país que ”transpira” Religiosidad Popular, inculcada de generación en generación y con bondades de registros de sus imágenes, de sus procesiones, de sus templos. Perú también cuenta con una riqueza en este tema, al contar con tradiciones de más de 300 años.
Honduras tiene también un auge en la Religiosidad Popular, que día a día va aumentando conforme grupos, asociaciones, hermandades, se encargan de la difusión de las tradiciones. Las alfombras en Comayagua, tienen más de 50 años de elaborarse y es una de las devociones más arraigadas en el país.
En la capital Tegucigalpa, la Sociedad de Caballeros del Santo Entierro de Tegucigalpa, se posiciona como el grupo organizado más antiguo en el tema de Religiosidad Popular, con 85 años de evangelización visual a través de las andas procesionales.
Otro elemento en el que la Religiosidad Popular se enriquece, es con la música; las Marchas Fúnebres en Semana Santa, caracterizan un ambiente peculiar de la época. Provenientes de España y Guatemala en mayor volumen, ya Honduras cuenta con compositores de este género musical poco conocido pero que dado el crecimiento de las devociones, también toma papel importante.
En conclusión, aunque la Religiosidad Popular no da obligatoriedad para un feligrés en celebrarla, constituye un fuerte sentido catequético que viene a reforzar la liturgia, sacándola a las calles a través de estas manifestaciones.