El Santo Padre motivo a reconocer y valorar el esfuerzo que cada migrante y refugiado puede aportar en un futuro a la sociedad y vida eclesial.
En el mensaje papal de este día resalta que “la llegada de migrantes y refugiados católicos ofrece energía nueva a la vida eclesial de las comunidades que los acogen” porque “ellos son a menudo portadores de dinámicas revitalizantes y animadores de celebraciones vibrantes”.
De esta manera, el Papa destacó que “compartir expresiones de fe y devociones diferentes representa una ocasión privilegiada para vivir con mayor plenitud la catolicidad del pueblo de Dios”
Por otra parte, Francisco invitó a ver el fenómeno migratorio “en una visión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén; la Jerusalén abierta a todos los pueblos”.
En consecuencia esto, el Santo Padre, aseveró que “construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación”.
“Queridos hermanos y hermanas, y especialmente ustedes, jóvenes, si queremos cooperar con nuestro Padre celestial en la construcción del futuro, hagámoslo junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados. ¡Construyámoslo hoy! Porque el futuro empieza hoy, y empieza por cada uno de nosotros. No podemos dejar a las próximas generaciones la responsabilidad de decisiones que es necesario tomar ahora, para que el proyecto de Dios sobre el mundo pueda realizarse y venga su Reino de justicia, de fraternidad y de paz” rememoró el Papa.
En este sentido, el Santo Padre indicó que “la llegada de los extranjeros se presenta como fuente de enriquecimiento” y añadió que “la historia nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades. Y lo sigue siendo también hoy”.
“Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen”, expresó Francisco.
Con base a esto, el Santo Padre escribió que “la presencia de los migrantes y los refugiados representa un enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos” porque “gracias a ellos tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un ‘nosotros’ más grande”.
Por ello, el Papa animó a no desanimarnos ante los dramas de la historia porque “a la luz de lo que hemos aprendido en las tribulaciones de los últimos tiempos, estamos llamados a renovar nuestro compromiso para la construcción de un futuro más acorde con el plan de Dios, de un mundo donde todos podamos vivir dignamente en paz”.
Del mismo modo, el Pontífice pidió colocar “en el centro a los habitantes de las periferias existenciales. Entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata” porque “es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere”.
Para finalizar, Francisco redacto una oración para ser portadores de esperanza, instrumentos de justicia y constructores del Reino de Dios junto a los migrantes y refugiados.
Oración redactada por el Papa Francisco:
Señor, haznos portadores de esperanza,
para que donde haya oscuridad reine tu luz,
y donde haya resignación renazca la confianza en el futuro.
Señor, haznos instrumentos de tu justicia,
para que donde haya exclusión, florezca la fraternidad, y donde haya codicia, florezca la comunión.
Señor, haznos constructores de tu Reino junto con los migrantes y los refugiados
y con todos los habitantes de las periferias.
Señor, haz que aprendamos cuán bello es vivir como hermanos y hermanas. Amén.