Estamos en el tiempo que se nos pide que sigamos y procuremos cumplir tres palabras, la oración, el ayuno y la limosna, estos es lo que nos enseña la Iglesia, y que lo pongamos en práctica con mayor razón en tiempo de Cuaresma.
Hoy nos centraremos en la limosna, que consiste en compartir lo que somos. Los cristianos llamamos “limosna” al compartir con los más pobres nuestros bienes. No debe ser un aporte de lo que sobra sino un acto de amor hecho de corazón, un compartir que nos mueve a renuncia y al sacrificio. Todo viene de Dios como don. Toda nuestra vida debe convertirse en una dádiva de amor en imitación a Cristo.
Hoy practicar esta palabra “ limosna” se torna un poco difícil, pero no imposible, ya que aun en tiempos complicados económicamente, se puede visitar a un vecino, dar un recorrido por algunos lugares de extrema pobreza y dar un poco de los que tenemos, y ahí se practica esa frase.
En el mensaje que el Papa Francisco, nos da en esta Cuaresma, es que nos atrevamos a compartir lo poco que tenemos, y compartirlo con amor. Al igual nos invita ayudar a los que estén pasando momentos difíciles en esta pandemia, “no importa que tan grande o pequeña sea su limosna, lo importante es darlo con sencillez y amor” resalta el santo padre.