Siendo testigos de la violencia, sufriendo por las c o n s e c u e n c i a s de la pandemia y discerniendo entre el bien y el mal por lo que les ofrece el mundo, la vida de los jóvenes está llena de decisiones que deben ser iluminadas por la Iglesia. La Asamblea Eclesial, puede ser el faro que les alumbre el camino.
Responsabilidad
Como comunidad eclesial, se pretende obtener la mayor comunión posible, encontrando en diversos pilares el impulso para una renovación que abarque a todos los sectores y para ello, los jóvenes juegan un papel primordial. A criterio de Julio Casulá, coordinador arquidiocesano de Pastoral Juvenil, es el momento propicio para demostrar de que ellos son fundamentales. “Es el involucramiento de la juventud en la Iglesia, acercándose al joven para guiarlo, enseñarle y la parte más importante, es llevarle a ese encuentro con Cristo constantemente”.
Casulá, espera que se puedan abordar temáticas como el joven en la Iglesia y su relación con Cristo durante y después de la pandemia, además de que se cree un plan activo de la evangelización cuando este mal termine.
Participación
La actualidad habla de los jóvenes como aquellos que tienen voz cantante en muchas facetas de la vida, por lo que el Padre Alberto Enamorado, asesor arquidiocesano de Pastoral Juvenil, piensa que “Es la oportunidad para que participen y puedan expresar todo lo que anhelan como jóvenes cristianos, además de vivir una juventud con un presente y un futuro mejor”.
El Padre Alberto asegura que “el rol que cada joven tiene que adquirir para la Primera Asamblea Eclesial debe hacerse efectivo, porque con su participación podrán mantener la fe viva y dar testimonio de su ser joven para participar de manera más comprometida, más plena, dando frutos dentro de la Iglesia”. El CELAM, ha tildado a este sector poblacional como “Actores sociales y gestores de cultura”, por lo que, desde ya, son vistos con gran importancia.
