A lo largo de la historia, la Iglesia ha mostrado cómo muchos hombres y mujeres entregaron su vida por la verdad del Evangelio, al negarse a cumplir órdenes contrarias a la fe. Mártires que hoy siguen siendo un referente de coherencia y fidelidad para los cristianos.
En la actualidad, el seguidor de Cristo continúa enfrentando desafíos que ponen en riesgo las buenas costumbres, los valores y el testimonio de vida. En un mundo sediento de credibilidad, los falsos profetas abundan con promesas que, más que soluciones, encubren engaños y destrucción.
Objeción
Frente a este panorama, la Iglesia recuerda la legitimidad de la objeción de conciencia, sobre todo en el marco del proceso electoral que vive el país. El Padre Pablo Hernández, párroco de la Iglesia Guadalupe en Tegucigalpa, explica que “En primer lugar, para Jesucristo, la persona es lo más importante. Esto es como un principio que nos enseña la Iglesia. Eso quiere decir que no podemos admitir nosotros ante las propuestas políticas componendas, pues de lo contrario no estaríamos dando testimonio de la fe cristiana en el mundo ni tampoco unidad y coherencia entre nosotros los fieles. En esto es donde nos debemos educar ante las propuestas políticas. Recordar que también la Iglesia nos enseña el respeto de la persona para que la persona, de una manera responsable, pueda hacer posible la participación democrática”. El sacerdote subrayó que esta enseñanza responde al núcleo mismo de la fe: obedecer a Dios antes que a los hombres, como lo transmiten las Escrituras y la Doctrina Social de la Iglesia. Esta última sostiene que todo ser humano posee una dignidad inherente que debe ser respetada, y que las decisiones derivadas de la conciencia son sagradas y deben protegerse.
Derechos
Al respecto, el Padre Pablo agregó: “En estos momentos también es importante mantener en la mente el derecho y el deber que tenemos nosotros como ciudadanos católicos, como todos los demás, de buscar sinceramente la verdad. En eso debemos fundar nuestros principios y promover y defender con los medios lícitos todas aquellas verdades morales sobre la vida social, la justicia, la libertad, el respeto a la vida y en todos los demás derechos de la persona. Si hacemos esto, tendremos muy contento al Señor Jesús de dar testimonio de nuestra fe en medio de todas las dificultades y contrariedades del mundo de la política”. Con estas palabras, la Iglesia recuerda que la objeción de conciencia no es un capricho, sino un acto legítimo y necesario cuando las circunstancias ponen en riesgo la fe, los valores y la dignidad de la persona.
“Es deber de los católicos buscar sinceramente la verdad y defender con medios lícitos la justicia, la libertad y el respeto a la vida”.
Padre Pablo Hernández
Párroco Nuestra Señora de Guadalupe
Qué nos dice el DOCAT sobre la objeción de conciencia: La objeción de conciencia está reconocida en la Doctrina Social de la Iglesia como un derecho ligado a la dignidad humana. A lo largo de la historia, numerosos cristianos defendieron su fe incluso a costa de su vida, ejemplo que hoy ilumina decisiones morales y políticas.