La felicidad de una mamá es la vocación de su hijo

Una madre celebra esta ocasión y la comparte su gozo y alegría

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Todos hemos llegado a este mundo a través de una mamá y nuestra primera experiencia de amor la hemos vivido justamente en el seno de aquella mujer que gratuitamente nos ha acogido, llevado y alimentado en su vientre durante nueve meses, y después nos ha seguido cuidando, orientando y dando su vida por nosotros incluso hasta siendo adultos. En este sentido, una madre también orienta y guía en la vocación de sus hijos, en especial atención cuando se trata de entregarlos al servicio de Dios y la Iglesia. Doña Doris Yolanda Obando, una madre cuya historia refleja la generosidad y la entrega a Dios al ver a sus dos hijos, Juan Enrique Martínez Obando y Javier Eduardo Martínez Obando, seguir el camino del sacerdocio. Ella nos cuenta su experiencia como un testimonio conmovedor de cómo las madres pueden ofrecer lo mejor de sí mismas al entregar a sus hijos al servicio de Dios y de la iglesia.

APOYO

“Tener hijos sacerdotes es un regalo de Dios, una bendición”, comparte Doris y agrega que “ellos son el mayor tesoro que tengo en la vida, y realmente no es que yo haya buscado esto, sino que Dios me ha mirado con misericordia, a mí y a mi familia”. Desde jóvenes, Juan y Javier sintieron el llamado al sacerdocio, un llamado que tomaron con seriedad y convicción. Doris recuerda que, “al principio fue difícil para mí, sentía un vacío en la casa. Pero siempre existía en mí el deseo de verlos como sacerdotes y, como una madre generosa, entregárselos a Dios”. La vida de Doris siempre estuvo marcada por el servicio en la Iglesia, donde participaba activamente en diferentes grupos y actividades. Sus hijos crecieron en un ambiente de servicio, ayudando en las liturgias, en la música y como monaguillos.

TESTIMONIOS

En el marco del Día de la Madre, sus dos hijos sacerdotes, el Padre Javier Martínez Obando y el Padre Juan Enrique Martínez Obando, quisieron expresar su profundo amor y gratitud hacia su madre, Doris Yolanda Obando, en un emotivo homenaje. El Padre Javier, en un momento de profunda reflexión, compartió que “En este día queremos felicitarle a ella por este don que ha recibido de Dios, la maternidad, de acompañarnos, de guiarnos, de educarnos, y desearle lo mejor para ella, y sobre todo las bendiciones del Cielo, para que nos siga acompañando con ese amor maternal, sabiendo que ella es el reflejo de Dios para nosotros, de ese amor que Dios nos tiene.” Por su parte, el Padre Juan Enrique expresó con emoción que “Creo que el sentimiento que sale de mi corazón para decirle a mi mamá es más que felicidad, es gracia. Gracias por el don de la vida, porque es una mujer muy valiente”.

Estas palabras, son un reflejo de su constante apoyo, su guía amorosa y su ejemplo de fe han sido fundamentales en la formación de dos sacerdotes comprometidos con su vocación y con el servicio a Dios y a la comunidad. En este Día de la Madre, Doña Doris Yolanda recibe el más sincero homenaje de sus hijos, quienes reconocen su amor infinito y su papel fundamental en sus vidas. Su ejemplo de generosidad y amor maternal es una inspiración para todos, recordándonos el valor inmenso de la maternidad y el amor de una madre ligado a la vocación.

Experiencia de ser madre de un sacerdote

Detrás de todo sacerdote hay una madre; que lo engendró, que lo alimentó, que le enseñó a dar los primeros pasos y que finalmente lo entregó al Señor. Todo esto hace que la madre de un sacerdote esté dotada de una dignidad particular; porque ella no es la madre de un hombre cualquiera, sino que es la madre de un hombre que al subir al altar supera en dignidad a todos los reyes de la tierra y los ángeles del cielo porque obra en persona de Cristo.

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