El Santuario Pequeño, conocido popularmente como la Ermita de Suyapa, tiene una antigüedad que data desde los años 1800 tiempo en que se comenzó su construcción. Según el historiador Nelson Carrasco, la primera Ermita no tenía el mismo diseño que la actual, ya que solo contaba con una sacristía y fue alrededor de 1920 que se remodeló agregándole los campanarios y aumentando su tamaño. Este emblemático templo se ha convertido en un espacio de encuentro y recogimiento, donde los feligreses llegan a postrarse a los pies de la Patrona de los hondureños, y depositar en ella sus angustias y necesidades, pero también para agradecerle su intercesión por los favores recibidos. La Ermita fue la primera casa que se construyó como lugar de veneración a María de Suyapa. La fe se trasladó directamente de la familia Colindres a este recinto Santo. Aquí se recibían las romerías y las visitas a la Virgen de Suyapa y es considerado un centro de devoción y milagros.
TRADICIÓN
La Ermita de Suyapa un lugar acogedor y de mucha devoción sigue recibiendo la visita de nacionales y extranjeros, este se ha convertido en un patrimonio religioso y cultural. Y es que la feligresía asegura que en la Ermita sienten un ambiente de recogimiento, por ser este espacio más pequeño que la Basílica, así lo externó Lidia Flores quien junto a su familia cada año acostumbran a visitar a la “Morenita” y nos compartió que al ingresar a la Ermita se siente a gusto, y protegida por la Madre de nuestro Señor. Lidia además dijo que le tiene una gran devoción a la Virgen de Suyapa porque Ella intercedió por su vida “Mi madre me contaba que cuando nací no le daban esperanzas de que viviera porque era muy pequeñita, pero ella me llevó donde la virgen y le pidió que intercediera por mí, y aquí estoy soy un milagro gracias al amor maternal de María de Suyapa y eso me mantiene más apegada a Ella”.
Maribel Castillo es Delegada de la Palabra de Dios y también comparte su alegría al saber que en la Ermita puede encontrarse con María de Suyapa “Me encanta ir a hablar con Ella, venerarla, hacer oración, me llena de regocijo estar en el templo contemplando su rostro, porque recuerdo todo lo que Ella hizo por su hijo Jesús. Yo quisiera seguir su ejemplo e imitar su entrega y dedicación”.