La Adoración Eucarística es capaz de transformar nuestras vidas y también la sociedad

La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo nos invita a vivir en comunión con Él

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En una sociedad tan polarizada como la que tenemos, la falta de Dios es cada vez más evidente. Creer que Dios únicamente debe estar en los templos, nos da una falsa perspectiva y corroe el pensamiento de la sociedad y no nos permite ver más allá de nuestros egoísmos. En esta celebración tan importante, en la que conmemoramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en la Santa Eucaristía, invita a disponer nuestros corazones para llenarnos de Él y compartir su amor, pues de Él emana toda esperanza de vida.

Vida

San Juan Pablo II enfatizaba mucho sobre la importancia de la adoración eucarística en la vida de los cristianos y el impacto que este tiempo bien invertido podía tener en la vida de las personas y en la sociedad: “En una época marcada por odios, por egoísmos, por deseos de falsas felicidades, por la decadencia de costumbres, la ausencia de figuras paternas y maternas, la inestabilidad en tantas jóvenes familias y por tantas fragilidades y dificultades que sufren los jóvenes, nosotros te miramos a ti, Jesús Eucaristía, con renovada esperanza.

A pesar de nuestros pecados, confiamos en tu divina misericordia. Te repetimos junto a los discípulos de Emaús ‘Mane nobiscum Domine!’, ‘¡Quédate con nosotros, Señor!’… Mientras te adoramos, ¿cómo es posible no pensar en todo lo que tenemos que hacer para darte gloria? Al mismo tiempo, sin embargo, reconocemos que san Juan de la Cruz tenía razón cuando decía: ‘Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejando aparte el buen ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración’.

Ayúdanos, Jesús, a comprender que para «hacer» algo en tu Iglesia, incluso en el campo tan urgente de la nueva evangelización, es necesario ante todo «ser», es decir, estar contigo en adoración, en tu dulce compañía. Sólo de una íntima comunión contigo surge la auténtica, eficaz y verdadera acción apostólica.” El Padre Juan Ángel López, Párroco de la comunidad Sagrado Corazón de Jesús de Tegucigalpa, también resalta el impacto de la Eucaristía en nuestras vidas al decir: “estar delante del Santísimo es pasar tiempo ante quien sabemos que nos ama y su presencia nos va a transformar”. Como cualquier relación, en la medida en la que profundizamos y pasamos más tiempo, estar allí y dejarnos ver por Él es lo que nos ayuda a transformar nuestra vida. “Si la Eucaristía transforma nuestra vida, puede transformar la sociedad, porque esta cambia si yo lo hago, y la sociedad es capaz de cambiar solo con amor”, dijo el Presbítero.

La Adoración Eucarística no solo transforma nuestras vidas personales al acercarnos más a Jesús, sino que también tiene el poder de convertirnos en mejores cristianos y honrados ciudadanos. Al recibir el amor de Dios y reflejarlo en nuestras acciones, promovemos un entorno donde se vive verdaderamente el Evangelio.

Celebración

La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, honra la presencia divina y verdadera en las especies del pan y el vino gracias a la transubstanciación de este acontecimiento que ocurre en el momento de la consagración cuando el sacerdote pronuncia las palabras que Jesús mismo dijo en la última cena, Este es Mi Cuerpo”, “Esta es Mi Sangre”, “Hagan esto en memoria Mía”. La Eucaristía es la “Fuente y culmen de la vida cristiana” (Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11). En la Eucaristía, Jesús mismo vuelve a presentar Su Sacrificio en el Calvario (Lc 22, 19-20; 1 Cor 11, 26-29) para beneficio nuestro y se nos da en la Santa Comunión (Ex 16, 4; Jn 6, 1-14, 48-51), y se queda con nosotros hasta el fin de los tiempos (Lc 24,13-35; Mt 28,18-20). Viene a nosotros en esta humilde forma, haciéndose vulnerable por amor a cada uno de nosotros. Sin embargo, es Dios Mismo, y por tanto el Cuerpo y la Sangre de Cristo merecen nuestro mayor respeto y amor, y también adoración.

Historia del Corpus Christi

Esta festividad se celebra gracias a una religiosa de Bélgica, profundamente devota de la Eucaristía que a la edad de 16 años, tuvo una visión en la que observó a la Iglesia representada como una luna llena con un punto oscuro, simbolizando la falta de una celebración dedicada al Cuerpo y la Sangre de Cristo y aunque experimentó esto en varias veces, dudó de compartirlo a sus superiores por falta de credibilidad y lo mantuvo en secreto durante muchos años hasta que, fue elegida como superiora de su convento y, finalmente compartió su visión con su confesor, quien a su vez la comunicó al obispo. Este evento marcó el comienzo del proceso hacia la creación de la festividad del Corpus Christi.

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