En el umbral del Año Nuevo, ante un año con escenas irregulares inicia la jornada de oración ante Jesús Sacramentado, pidiendo por la paz del mundo. Como cada año la Arquidiócesis de Tegucigalpa, al cierre desarrolla 40 horas de adoración ante Jesús Eucaristía, ante lo irregular por la emergencia nacional, a raíz del COVID-19, se determinó programar la actividad en cada parroquia bajo las medidas de bioseguridad ya establecidas.
Dicha jornada comenzó con la participación de su Eminencia Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, ante Jesús Sacramento, quien recordó la necesidad de paz para un pueblo que ha sido golpeado por la indiferencia social. El año 2020 se caracterizó por la gran crisis sanitaria de COVID-19, que se ha convertido en un fenómeno multisectorial y mundial, que agrava las crisis fuertemente interrelacionadas, como la climática, alimentaria, económica y migratoria, y causa grandes sufrimientos y penurias.
“Pienso en primer lugar en los que han perdido a un familiar o un ser querido, pero también en los que se han quedado sin trabajo. Recuerdo especialmente a los médicos, enfermeros, farmacéuticos, investigadores, voluntarios, capellanes y personal de los hospitales y centros de salud, que se han esforzado y siguen haciéndolo, con gran dedicación y sacrificio, hasta el punto de que algunos de ellos han fallecido procurando estar cerca de los enfermos, aliviar su sufrimiento o salvar sus vidas. Al rendir homenaje a estas personas, renuevo mi llamamiento a los responsables políticos y al sector privado para que adopten las medidas adecuadas a fin de garantizar el acceso a las vacunas contra el COVID-19 y a las tecnologías esenciales necesarias para prestar asistencia a los enfermos y a los más pobres y frágiles”, recordó Su Santidad el Papa Francisco, en el marco de la jornada denominada, “La cultura del cuidado como camino de paz”.
La cultura del cuidado, como compromiso común, solidario y participativo para proteger y promover la dignidad y el bien de todos, como una disposición al cuidado, a la atención, a la compasión, a la reconciliación y a la recuperación, al respeto y a la aceptación mutua, es un camino privilegiado para construir la paz. “En muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia”, continuó manifestado el sucesor de Pedro.
Acciones que también se irán desarrollando en las diferentes parroquias a nivel nacional y al interno de la Arquidiócesis, en la Basílica Nuestra Señora de Suyapa, Catedral Metropolitana, San José Obrero, entre otras comunidades, con el fin de ser parte de la jornada mundial de oración.