Cada año el Arzobispo, y demás miembros del clero se dan cita en la Basílica Nuestra Señora de Suyapa, para celebrar con gran solemnidad la Misa Crismal, celebración litúrgica en donde se reconoce la institución Eucarística y el orden sacerdotal.
Durante la celebración de la misa Crismal, el obispo bendice los óleos de los catecúmenos, de los enfermos y el crisma -aceite y bálsamos mezclados- que se utilizan para ungir a los que se bautizan, a los que se confirman y para la ordenación sacerdotal.
En esta celebración se dan varios momentos significativos en la vida religiosa. Para el caso, los sacerdotes diocesanos hacen su renovación de votos sacerdotales.
En esta ocasión los actos se irán desarrollando bajo todas las medidas y con el cumplimiento de las medidas de bioseguridad, ante la emergencia sanitaria que se vive a raíz del COVID-19.
En la Misa Crismal, se recuerda que sin Eucaristía no hay sacerdote, y que sin sacerdote no se puede celebrar la institución eucarística.