La Misa de de este 1 de julio en la Basílica fue oficiada por el padre Cecilio Rivera en su homilía manifestó que el relato del Evangelio de hoy nos demuestra que Jesús viene a nuestra vida, siempre a liberarnos de todas las ataduras y con Jesús, en ese proceso de liberación caminan sus discípulos.
El padre “Chilo” se refirió al texto que nos dice que “Jesús inmediatamente al desembarcar de la barca es recibido por dos personas, el recibimiento que se le da a Jesús por parte de dos endemoniados y el texto todavía nos explica que salen de entre los sepulcros a su encuentro y es impresionante como estos endemoniados confiesan a Jesús.
Raras veces dijo “ a veces en Jesús inmediatamente al desembarcar de la barca he recibido por dos personas el recibimiento que se le da a Jesús por parte de dos endemoniados y el texto todavía nos explica que salen de entre los sepulcros a su encuentro y es impresionante como estos endemoniados confiesan a Jesús”.
Pero las demás personas no fueron capaces de reconocerlo y los endemoniados le hacen una petición a Jesús “imagínese usted que Jesús hasta a ellos les escucha las peticiones, cuanto más no van a escuchar nuestras peticiones, eran tan feroces que nadie se atrevía a pasar por aquel camino, le dijeron los endemoniados le rogaron, si vienes a echarnos mándanos entrar en esos cerdos”.
El sacerdote citó el capitulo 8 en el versículo 5 muestra una petición también del centurión romano para que le curara aquel paralitico y Jesús el evangelista hoy con el mismo verbo rogar, pone en boca de estas personas que estaban poseídas esa petición a Jesús también ”Como es entonces que esas personas que estaban en ese estado, pudieron reconocer al Hijo de Dios y los demás del pueblo la petición que hacen es, y le suplicaron que se fuera de su territorio, le suplicaron le rogaron”.
Jesús viene entonces a nuestra vida a liberarnos dice el texto, que por ese camino nadie pasaba, porque le daba miedo a la gente y ciertamente así es en nuestra vida, daba miedo anteriormente antes de que llegara Jesús y los liberara, pero cuando llega Jesús abre un nuevo camino a la esperanza también.
El presbítero aseveró que “Cuando pensamos que el mal tiene la última palabra y aquí vemos un sometimiento completo del mal hacia el bien que es Dios que quieres de nosotros, se ponen a disposición del hijo de Dios, el mal no tiene la última palabra en nuestra vida, pero nosotros debemos abrir nuestro corazón y no rechazar a Jesús que viene al encuentro de nuestra vida”.
A veces especialmente los hermanos que en este tiempo han perdido a un ser querido que a partido a la casa de Dios, que desde esa experiencia dura también difícil podamos acercarnos más al Señor que viene a liberarnos que viene a abrirnos camino que Jesús y María nos guarden en medio de esta pandemia que vivimos concluyó.