El fenómeno de la migración interna y los flujos de este derecho social, desde el campo para la ciudad es una práctica muy antigua, según lo estudiado por la Pastoral de Movilidad Humana, de igual manera señalan los informes que la urbanización está muy vinculada.
Esto se da ante la falta de buenas condiciones de vida en las comunidades consideradas como de tierra adentro, la falta de políticas, beneficios considerados como créditos al agro, la falta de acceso a la tierra y las condiciones de pobreza y extrema pobreza hacen que los hondureños busquen las mejores condiciones de vida, evitando emprender el éxodo migratorio en busca del mal llamado “sueño americano”.
Más del 70 por ciento de la población de Honduras, vive en condiciones de pobreza, siendo el 45 en estado de extrema pobreza, índices que han incrementado en los últimos ocho años.
El acceso a un empleo, la falta de un sistema sanitario y educativo de calidad en los municipios de difícil comunicación son otro de los factores que hacen que cientos de hondureños lleguen a la capital hondureña, dejando grades problemas de urbanización, difícil apertura a programas de vivienda.
La mayor parte de la población que radica en Tegucigalpa y Comayagüela, tienen su origen en el resto de departamentos, quienes en muchas ocasiones también migran por la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico que impera en las regiones del norte principalmente.
“Esto cambia dramáticamente la realidad del campo, puesto que se va quedando sin mano de obra para realizar las actividades de la agricultura y ganadería, cambiando los escenarios de manera drástica en las ciudades puesto que no hay un verdadero programa de vivienda, ante la falta de los servicios públicos de calidad”, apunta el defensor de migrantes Bartolo Fuentes.
Por otra parte el 50 por ciento de los habitantes de la capital hondureña han pensado en buscar la ruta migratoria o cuentan con un familiar que ha decidido salir del país en busca de mejores derroteros