Honduras necesita conversión y solidaridad para alcanzar la reconstrucción

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Un fuerte llamado a la conversión fue el tema central en la celebración eucarística del segundo Domingo de Adviento. En la Misa presidida por el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, desde la Basílica de Suyapa, se nos recordó que debemos preparar el camino al Señor, como lo anunciaba San Juan Bautista, una de las figuras del Adviento mencionadas en este día.

Preparar el camino al Señor

Actualmente, son muchos los hombres y mujeres que no saben qué camino seguir para encontrarse con Él. Ahora que vemos esas imágenes tan dolorosas del norte de nuestro país, del Valle de Sula, esas maquinas removiendo toneladas de lodo, de basura, de restos de animales muertos o de tantos árboles y plantas que se han dañado, eso es preparar también simbólicamente la venida del Señor Jesús” mencionó el Arzobispo de Tegucigalpa. También recordó que “para algunos la vida se ha convertido en un complejo laberinto. Otros viven en la apariencia, guardando su imagen, el reconocimiento social y la búsqueda de poder, de poder político, la búsqueda  de acumular cosas y en un instante todo eso se puede perder”.  

Preparar el camino para Dios dijo el Cardenal, no significa llenarse de cosas superfluas, “No se puede llenar la vida de cosas y quedarnos vacíos de Dios. Hoy vivimos también de información, superados de información, pero ya, muchas veces con tanta información, no se sabemos hacia dónde orientar nuestra vida”. Es por ello, que la sociedad entera, es la responsable de la injusticia y necesita conversión. “Todos tenemos que hacer nuestra parte en la conversión, Dios está viniendo a nosotros, pero hace falta que nos encontremos primero en profundidad con nosotros mismos y podamos abrirnos a Él”.

 

El desierto, un lugar privilegiado para la conversión

El Evangelio nos ha recordado que “Juan bautizaba en el desierto”. El prelado hondureño señaló que “el desierto es un lugar inhóspito donde no hay falsas seguridades y donde forzosamente nos encontramos con lo esencial; por eso, en la tradición de la Biblia, el desierto es por ello también el lugar del encuentro con Dios y es justamente donde necesitamos adentrarnos para vivir una conversión del corazón”. Hoy día en la vida espiritual, en los ejercicios espirituales, se aconseja tener una experiencia de desierto. El Cardenal indica que en el tiempo de San Juan Bautista acudía la gente de Judea, y de Jerusalén, confesaban sus pecados y los bautizaba en el Jordán. Hoy también, “acudían de todas partes de nuestra Honduras a las parroquias que poco a poco se han ido abriendo y allí, confesaban sus pecados y recibían la gracia de Dios para preparar su venida. En tiempos, de Juan el Bautista, la reacción del pueblo es impresionanteDejan Judea y Jerusalén y marchan al desierto para escuchar la voz que los llama”. Juan aparece como un hombre que está distante de los convencionalismos sociales.  “El Evangelio de hoy recuerda la vestimenta y alimento de Juan para que nosotros eliminemos de nuestra vida todo lo superfluo, tantas ofertas de una sociedad de consumo desmedido y encontremos lo único necesario, que basta para vivir” dijo. 

Conversión y solidaridad

“En este momento difícil y desolado de nuestra pobre Honduras, en este momento vacío, tantas veces de una cultura basada solamente en lo material, Dios mismo prepara el camino en nuestro corazón para entrar en nuestra casa. Nos ha impresionado cuanta gente tan pobre, sufriendo dice lo perdí todo, pero no he perdido a Dios. Gente que ha quedado sin nada en el Valle de Sula y en otros lugares de Santa Bárbara o de Copán, y dicen Dios nos ayudará y todos nosotros también. Si Dios ha permitido que no suframos parte de este dolor, podemos ayudar el dolor. Qué puedo hacer yo pobre, para ayudar a otros, aunque sea a una otra persona, si la podemos ayudar y entonces, esta llamada a la conversión, nos sigue animando. Ha habido como he dicho antes, un movimiento enorme de solidaridad, sigamos así, nos esperan muchos meses de reconstrucción de nuestra Honduras, eso no va a ser de magos, esto no va a ser de dineros que fluyan de otros países, esto va a ser de utilizar bien lo que se tiene y no seguir cediendo a la tentación de explotar al que menos tiene, de alterar precios, dis que para resarcirse, vale más tener menos, pero amar más que tener mucho y no amar a nadie, en este momento, Dios quiere preparar el camino de nuestro corazón para entrar en nuestra casa, Él es el pastor que cuida nuestras vidas, la mano que cura nuestras heridas, el amor siempre despierto que disipa nuestros miedos y nos hace vislumbrar la claridad de una esperanza nueva” detalló. 

 

 

 

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