En el mes en que Honduras celebra sus valores patrios, la Iglesia recuerda que la verdadera independencia y libertad no solo se conmemoran con actos cívicos, sino que se viven en el compromiso diario por una sociedad más justa y fraterna. La doctrina social de la Iglesia enseña que una nación se fortalece cuando se coloca en el centro la dignidad humana, la justicia y la solidaridad, principios que iluminan el quehacer político, económico y social.

El patriotismo, desde esta perspectiva cristiana, no se limita al respeto a los símbolos nacionales, sino que a la capacidad de construir una patria donde los más pobres y vulnerables tengan un lugar más reconocido. Una Honduras verdaderamente libre será aquella donde cada ciudadano aporte a uno de los principios básicos como lo es el bien común, donde se respeten los derechos de todos y donde la fe ayude a la transformación de las estructuras que generan desigualdad.

Valores

De igual manera, advierte que la misión de los cristianos es iluminar con el Evangelio las carencias y distorsiones que nacen de las prácticas políticas vacías de valores. En este sentido, insiste en que quienes ejercen el poder deben dejar a un lado las comodidades y aprender a caminar con los que sufren, poniéndose en sus zapatos y escuchando sus necesidades.

Para el Padre Mario Portillo, hacer patria también implica confrontar las estructuras injustas que oprimen, proclamando el Reino de Dios como horizonte de esperanza y justicia. Solo desde esta visión, explica, se puede soñar con una Honduras que supere las divisiones y abrace un futuro más humano.

Es decir que se invita a que los valores patrios como lo es la libertad, justicia y unidad no se queden en los desfiles y conmemoraciones, sino que se traduzcan en acciones concretas que transformen la vida de los más vulnerables. Hacer patria, según la doctrina social de la Iglesia, es convertir la fe en acción y poner el Evangelio al servicio de la nación.

El Padre Mario Portillo, párroco de San Antonio de Padua en Maraita, Francisco Morazán.
Expresó que hacer patria significa reconocer al pobre como protagonista de su propio desarrollo y no como un recurso de manipulación política. Señala que la construcción de la nación pasa por situar a los más necesitados en el corazón del progreso, no como bandera partidaria sino como motor de auténtico cambio social.

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