Era una tarde del 2005 cuando las campanas de la Basílica de San Pedro y la fumata blanca anunciaban al sucesor del Papa Juan Pablo II, se trataba del Cardenal Joseph Ratzinger quien se convertía en el papa 265 de la Iglesia bajo el nombre de Benedicto XVI.
Cuando Benedicto XVI fue electo, fue durante el segundo día del cónclave en la cuarta elección. Quien posteriormente el Cardenal Jorge Medina Estévez (Q.D.D.G) anunciaba la elección del nuevo pontífice quien comenzó saludando en diferentes idiomas y dando la noticia del nuevo sucesor de Pedro en latín.
El Papa Benedicto XVI renunció a seguir siendo el obispo de Roma y ofreció reverencia y obediencia a sucesor que en ese momento no se conocía porque el Vaticano no había entrado en Sede Vacante. Posteriormente se conocía el anuncio del Papa Francisco.