Con mucha historia, devoción, religiosidad y convivencia, la Parroquia Nuestra Señora de Tegucigalpa, ha sido par- te del caminar cristiano de cientos de familias, testigo de la celebración de los Sacramentos y parte fundamental de la fe de cada devoto de la Virgen Guadalupana. Enclavada en el Bulevar Morazán de la capital hondureña, es una Parroquia que irradia la espiritualidad guadalupana en un sitio de comercio y de tráfico vehicular, donde muchos solo pasan ante su fachada.
Experiencia
El actual Párroco, Padre Pablo Hernández, afirma que llegar a servir a esta comunidad, “Ha sido el mejor regalo que Dios me ha dado en mi caminar vocacional. Es una llamada especial para estar con Jesús, a través de la Madre de Guadalupe”. El experimentado presbítero, quien además lleva las riendas de los Movimientos Laicales de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, expresa con mucho sentimiento que esta misión “es el feliz término de la obra que Dios comenzó en mí”, haciendo alusión a lo que menciona el rito de la ordenación presbiteral. Con su profundo impulso misionero, de espiritualidad y de amor mariano, el Padre Pablo, comparte que “las vi- vencias de esta Parroquia, es fiel respuesta de la Virgen a una comunidad fiel y devota a la Emperatriz del Mundo, que ha suplicado por pastores que, de la mano de Jesús, les acompañe, en peregrinación hasta la vida eterna”.
Peticiones
Son muchos los devotos que para estas fechas en especial, acuden a la Parroquia Guadalupe de la capital hondureña, muchos para rogar por la intercesión de la Madre por una petición particular, pero otros, para agradecer por todo lo que Dios les ha concedido. El Padre Pablo Hernández, ante esta solemnidad mariana, también tiene qué solicitar a la Emperatriz de América, amparándose en “su poderosa intercesión, porque puede hacer hasta mi último momento hacer la voluntad de mi Jesús”. Él pide que “nunca permita apartarme de Jesús y que tomado de la mano con ella pueda estar con Él y con ella viéndole cara a cara. Para mí comunidad pido que el fervor y el amor a la Madre crezca cada día más, que nunca les falte pastor para guiarlos, ni ovejas para pastorear, que no olvide las súplicas que los fie- les le dirigen bajo su amparo, son algunas de las sentidas peticiones que el Presbítero Hernández realiza para su comunidad parroquial”, concluyó.
Vivencias
Son cientos los laicos que con su compro- miso y servicio, hacen de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, un lugar de oración y formación. Sandra Pascua Baide de la Sociedad de Damas Guadalupanas de esta comunidad, expresa que servir en la Parroquia “Es la oportunidad de vivir en hermandad el espíritu Mariano en nuestro amor y devoción a la Santísima Virgen María en la advocación de Guadalupe y el servicio a la comunidad muy especialmente a las personas de bajos recursos a través del Dispensario Guadalupano que ofrece servicios médicos y medicamentos a precios módicos y cuando el caso lo amerita, gratuitos, bajo la responsabilidad y sostenimiento de nuestra Sociedad que ha venido funcionando por más de 50 años”. Los grupos, movimientos y carismas que se denotan en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, dan por entendido el arduo trabajo realizado en el transcurrir de los años tanto por los Presbíteros y por los laicos.