Este año la Navidad será distinta en todos los rincones del mundo, pero sobre todo en zonas heridas por tragedias. Una de las más violentas del año, la explosión en el Puerto de Beirut el 4 de agosto.
Meses después, el Líbano sigue sufriendo las consecuencias. El Papa les ha enviado esta carta de Navidad en la que expresa “su gran dolor al ver el sufrimiento y la angustia que sofoca el ingenio y la vivacidad innata del país de los cedros”. Y anuncia que irá allí lo antes posible.
Francisco ha seguido de cerca la situación. Y ha tenido gestos como este, al ver a un sacerdote que le mostró la país bandera del país durante una audiencia general. En su carta el Papa retoma algunas ideas de aquel mismo día, en el que se cumplía un mes de la tragedia.
El Santo Padre manifestó “Animo a todos los libaneses a continuar, a esperar y a encontrar las fuerzas y las energías necesarias para comenzar de nuevo. Pido a los políticos y a los líderes religiosos que se comprometan con sinceridad y transparencia en la reconstrucción, dejando de lado los intereses de parte y mirando por el bien común y el futuro de la nación. Renuevo también mi invitación a la Comunidad Internacional a sostener el país para ayudarlo a salir de la grave crisis sin que se vea envuelto en las tensiones regionales”.
Ya entonces, con la bandera del Líbano en las manos, Francisco recordó que el país es un modelo de convivencia y tolerancia único en la región y que ese patrimonio no puede perderse.
