Francisco a los católicos de Grecia: “Sean levadura que fermenta en la masa del mundo”

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La tarde del sábado 4 de diciembre, primera jornada de su viaje apostólico a Grecia, el Papa Francisco participó en un encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas en la Catedral de San Dionisio de Atenas.

En su discurso, el Pontífice expresó su alegría por estar “en una tierra que es un don”, un patrimonio de la humanidad sobre el que se han construido los fundamentos de Occidente:

“Todos somos un poco hijos y deudores de su país: sin la poesía, la literatura, la filosofía y el arte que se desarrollaron aquí no podríamos conocer tantas facetas de la existencia humana, ni satisfacer tantas preguntas interiores sobre la vida, el amor, el dolor y la muerte”

Confianza en una Iglesia pequeña pero elocuente

La primera actitud es la confianza, puntualizó el Santo Padre, invitando a meditar sobre la historia de Pablo en Atenas, quien a menudo fue tratado por algunos filósofos como un “charlatán” cuando predicaba. “Estaba solo, superado en número y tenía escasas posibilidades de éxito, pero no se dejó vencer por el desánimo, no renunció a la misión ni se dejó atrapar por la tentación de lamentarse”.

En este sentido, el Papa alentó a la comunidad católica griega a tener confianza, “porque el ser Iglesia pequeña nos hace signo elocuente del Evangelio, del Dios anunciado por Jesús que elige a los pequeños y a los pobres, que cambia la historia con las proezas sencillas de los humildes”.

“Ser levadura en el mundo”

Y ante “la magnificencia de los grandes números, el esplendor mundano y la tentación del triunfalismo”, el Pontífice hizo hincapié en que a los católicos se le pide que sigan el ejemplo del granito de mostaza, “que es ínfimo, pero crece humilde y lentamente”; (Mt 13,32), y que sean como la levadura “que fermenta en lo escondido, paciente y silenciosamente”, dentro de la masa del mundo, gracias a la obra incesante del Espíritu Santo (cf. v. 33).

No evangelizar con proselitismo, sino con mansedumbre

En este sentido, el Papa subrayó que Dios siempre precede nuestra siembra: “Evangelizar no es llenar un recipiente vacío, es ante todo dar a luz aquello que Dios ya ha empezado a realizar”, aseveró Francisco, indicando que esta es la extraordinaria pedagogía que el Apóstol demostró ante los atenienses.

Antes de finalizar, el Papa quiso señalar que también hoy a nosotros se nos pide la actitud de la acogida, “el estilo de la hospitalidad”, un corazón animado por el deseo de crear comunión en medio de las diferencias humanas, culturales y religiosas. Vatican News

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