Con la llegada de la pandemia, la Pastoral Familiar se ha reinventado y uno de los grandes frutos que se está viviendo en este mes de agosto, que se consagra al matrimonio y la familia, es que una gran cantidad de hogares se están formando a través de la virtualidad, para fortalecer la misión que tienen como Iglesia doméstica.
La mayoría de parejas han compartido mucho en el tiempo de encierro que les ha tocado vivir por la crisis sanitaria, y en estos momentos, que ya se puede salir un poco, continúan compartiendo su experiencia y haciendo comunidad a través de la red. Estas nuevas herramientas sirven para conectar a las familias de una forma segura, en tiempos donde los contagios y las muertes van en aumento.
En este mes, estamos llamados a seguir fortaleciendo el lazo familiar para que Dios siga reinando en los hogares hondureños.